10 de Mayo – Soy


Jesús dijo: De cierto, de cierto os digo, antes que Abraham fuera, Yo Soy.” Juan 8:58 (NVI)
Soy
Jesús era cuestionado por los fariseos sobre sus derechos a decir lo que decía. Querían saber con qué autoridad ponía en tela de juicio todas las verdades que durante tantos años habían guardado tan celosamente.
Y frente a la necedad y ceguera de sus mentes, Jesucristo hace esta hermosa declaración.
Para el judío Abraham era uno de los personajes más importantes de su historia. La nación había nacido de él y era el padre de todos los israelitas. Abraham tenía todas las promesas de Dios a su favor, incluso Dios le dio un apodo que nadie tuvo, era el amigo de Dios. Jesucristo declara su grandeza con dos ideas principales que para los judíos de su época eran muy claras.
En primer lugar, se declara anterior a Abraham no solo en el ámbito temporal, sino en el ámbito de grandeza y fama. Por su esencia y poder, Jesucristo es infinitamente más grande que cualquier personaje de la historia. No hay quien pueda compararse con su grandeza y potencia. Nadie puede compararse con Él. Jesús es incomparable.
Esto no desmerece su humanidad, sino que la realza. A pesar de ser totalmente hombre, Cristo era, es y será siempre totalmente Dios. Por la proeza que logró es mayor que todos. Solo Él puede ser el Salvador del mundo. Solo Él pudo morir en tu lugar.
En segundo lugar, justamente declara esto. “Yo Soy” era el nombre de Dios. Así le dijo a Moisés cuando lo llamó a estar al frente del pueblo de Israel. Jesucristo es el gran “Yo Soy”. Es Dios mismo. Es el Creador y Sustentador de todo. Cuesta mucho imaginarse al Dios Eterno y Todopoderoso colgado de un madero, lastimado y sangrando solo por amor. Pero justamente pudo hacer esto porque es Dios. Jesucristo es Dios. Jamás nació (solo nació en Belén como hombre pero siempre existió como Dios). Es el dueño de todo el poder y la gloria y la majestad y el honor. Jesucristo es Dios Magnífico y Todopoderoso, Eterno. Tal vez jamás podamos entender el maravilloso misterio de la humanidad de Jesucristo, pero fue totalmente Dios y totalmente hombre.
No minimices a nuestro Salvador, Él merece toda la adoración, el reconocimiento y la alabanza. Ahora es un buen momento para dársela.
REFLEXIÓN – Jesús es el Gran “Yo Soy”.

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