1 de octubre – Engaño

«Nadie se engañe a sí mismo, si alguno entre vosotros se cree sabio en este mundo, hágase ignorante y así llegará a ser verdaderamente sabio». 1 Corintios 3:18 (RVR)
Decía hace muchos años el viejo filósofo griego la famosa frase: Sólo sé que no sé nada. Pero el autor de esta frase, es digno de una estatua. “Si alguno no sabe que no sabe, déjalo, es un necio. Pero, si alguno sabe que no sabe, enséñale, porque es un sabio”.
La única manera de poder aprender, es sabiendo que necesitamos aprender. Aquel que cree que sabe todo, por lo general, no escucha, no le interesa otra opinión, desmerece lo que otros dicen, nunca aprende nada nuevo. Tiene demasiado orgullo para poder aprender algo. Cree que no necesita nada.
Esto es justamente lo que les pasaba a los corintios. Era una ciudad con una fuerte cultura griega, dónde la filosofía se constituía en lo más importante. Los corintios consideraban superior al hombre que podía filosofar con mejor didáctica (sin importar de qué hablaba). Y estaban más preocupados en conocer las distintas corrientes filosóficas de su época, que en aprender las verdades de Dios.
No se trataba de que Pablo desechase la educación, ni mucho menos. De hecho, él mismo era un hombre muy instruido; lo mejor de su época. Y alentaba a capacitarse, a mejorar, a estudiar para progresar. Es muy importante estudiar, crecer y capacitarse, pero lo que censuraba Pablo en este pasaje, era la actitud de muchos corintios que se creían tan sabios que no tenían nada que aprender.
Y de esa manera, era imposible madurar espiritualmente. La consecuencia la vemos en sus actitudes personales: había peleas, divisiones, envidia, conflictos. Todo esto producto de la inmadurez. No sirve de nada tener mucho conocimiento si no llevamos lo aprendido a la práctica.
El simple conocimiento teórico de las verdades de Dios no te ayuda en nada. Es fundamental llevar a la práctica las enseñanzas que aprendiste. No hacerlo es negligencia y comodidad. El principio de la sabiduría es el temor de Dios. Es vivir respetando los principios bíblicos, aunque muchos sean contrarios a lo que propone la falsa sabiduría de nuestro conflictivo mundo. No te engañes, como los corintios.
Sólo es verdaderamente sabio, aquel que entiende los mandamientos de Dios, y cambia a tiempo. No te engañes, otro camino te conduce al fracaso.
REFLEXIÓN — El sabio, sabe escuchar. Escuchalo a Dios.

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