15 de Julio – Saber

«Se lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez.» Filipenses 4:12
Saber
Hoy los padres modernos compensan su falta de atención con juguetes, regalos y televisión. Los niños modernos se cansan de sus juguetes ultramodernos y se aburren rápido de todo. Exigen tener lo que esta de moda, y cuando lo consiguen, apenas lo usan.
Preocupado por este tema un sacerdote comento en una reunión con padres jóvenes que les estaban dando demasiadas cosas a sus hijos, que los consentían demasiado y no les ponían suficientes límites. Un padre contesto que simplemente quería que sus hijos tuvieran todo lo que ellos nunca pudieron tener. El sacerdote le dijo: Ustedes tienen lo que tienen, ¡justamente porque no lo tuvieron!
La necesidad es una gran maestra. Se aprende a luchar para conseguir lo que falta, y a disfrutar lo obtenido, aunque sea poco. Pablo sabia muy bien esto. El tuvo un muy buen pasar cuando era joven. Nunca tuvo hambre ni frío. Como fariseo vivía tranquilo de rentas y su única preocupación era cumplir con las ordenanzas de Moisés.
Pero cuando Saulo se convierte en Pablo, la situación cambia radicalmente. Ahora era un predicador itinerante, vivía de ciudad en ciudad. Así que sabia muy bien lo que valía una comida caliente o una cama cómoda. Por eso podia apreciar tanto los regalos que le enviaron los filipenses a la cárcel. No despreciaba nada, porque había visto la cara de la necesidad.
Hoy vivimos satisfechos de todo y pensamos que no necesitamos nada. Es cierto que pasar necesidad es triste y no es agradable. Pero tiene un gran poder de educación. Nuestros abuelos emigraron de Europa por la guerra tratando de salvar sus vidas. Ellos sabían muy bien lo que era la necesidad. Por eso valoraban tanto lo que tenian.
Hoy no valoramos nada. Como es fácil cambiar y comprar otra cosa no aprendimos a saber esperar. Y cuando no tenemos lo que queremos, nos enojamos y ofendemos. No aprendimos a tener limites, ni a sufrir. Por eso Dios a veces nos permite pasar por momentos feos de necesidad o angustia. Para educarnos. No se puede aprender con los libros, hay que vivirlo en la práctica.
REFLEXION – ¿Vos sabes?

Artículos relacionados