19 de Noviembre – Término


El caballo se apareja para el día de la batalla, pero Jehová es quien da la victoria.” Proverbios 21:31 (NVI)
Término
Durante mucho tiempo el caballo fue la mejor arma para la guerra. En la película “Corazón Valiente” hay una escena terrible cuando el ejército inglés envía la caballería, y un soldado escocés dice “ahora estamos perdidos”. Desde siempre el ser humano hizo todo lo posible por mejorar, por alcanzar sus metas y superarse. A medida que pasa la historia, el hombre busca cada vez más en sí mismo superar los límites del hombre.
Esto genera autosuficiencia, orgullo y soberbia, los mismos sentimientos que tenían los ingleses sobre sus caballos en la película y el sentimiento que vemos cotidianamente entre la gente que nos rodea.
Pero el sabio de la antigüedad nos trae a la única realidad. Podés tener los mejores elementos y romper todos los récords posibles, podés ser la mejor en tu clase o el mejor en tu trabajo, pero lo que consigas, será siempre por la generosidad de Dios. Hay dos conceptos importantes para recordar.
En primer lugar, la importancia de preparar un buen caballo. Dios no hace milagros sobre nuestra negligencia. Más de una vez escuché comentar la idea de que como Dios da la victoria, no hace falta estudiar para el examen, o salir a buscar trabajo, o tomar los remedios, total Él es Todopoderoso y puede darme lo que necesito. Esto es negligencia y es pecado. Pecado es saber hacer lo bueno y no hacerlo. Dios no va a hacer nada que nosotros podamos hacer, por eso es necesario prepararse, esforzarse y poner todo el empeño en lograr las metas.
En segundo lugar, reconocer que el éxito siempre viene cuando Dios ayuda. Es cierto que hay muchísimas personas alejadas de Dios que tienen éxito, y que hay muchos cristianos fieles que fracasan. Dios tiene sus planes y debemos recordar que los logros que obtenemos vienen de la mano de Dios.
Él usa nuestro esfuerzo y lo recompensa. Cuando logremos el objetivo, tengamos la humildad de reconocer la poderosa mano de Dios en el asunto. Si hoy te sentís un ganador, agradecele a Dios. Si hoy te sentís un fracasado, no te desalientes, poné más esfuerzo en lo que estás haciendo, y acercate más a Dios.
REFLEXIÓN – Dios es sinónimo de éxito en los términos de Dios.

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