20 de Diciembre – Poder


“Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Quién como Tú? Poderoso eres Jehová, y tu fidelidad te rodea.” Salmos 89:8 (NVI)
Poder
¿Quién como Dios? Nadie jamás vio a Dios. Nadie lo conoce personalmente. Muchos pueden tener ídolos deportivos o musicales, y admirar a grandes hombres por sus logros. La juventud de hoy busca modelos entre los destacados, según el gusto de cada uno, busca su modelo en el rubro que más le agrada. Pero son pocos los que buscan su modelo en Dios. Quizá porque no pudieron encontrar la magnífica delicia de descubrir su belleza y grandeza.
Para poder imitar a Dios primero hay que conocerlo y verlo actuar. Para el salmista Dios era único por su poder y fidelidad, dos condiciones que son permanentes en Dios. Hoy también Dios sigue siendo poderoso y fiel.
Si estás lejos de Él, no vas a poder captar su grandeza. Solo cuando depositás en Él tu confianza, vas a poder comprobar lo grande de su poder y lo perfecto de su fidelidad.
Hay veces que todo parece oscuro, y los problemas no tienen solución. Entonces viene la duda y la desconfianza, parece que no hay salida. Ese es el momento justo para descansar en Dios. Él puede obrar el milagro de la salida, pero es necesario confiar en Él. Dios sigue siendo poderoso y fiel. Cuando todos los demás fallan, Dios no falla, pero no puede actuar si no tenemos fe en Él. Es nuestra incredulidad y nuestra falta de confianza la que frena la poderosa mano de Dios. Nosotros le ponemos un límite a Dios.
Aunque suene increíble, nuestra incredulidad, puede hacer que se detenga la mano de Dios. Dios no te quiere obligar, Él tiene el poder para hacer lo que desee, pero respeta tu elección.  Como dice Juan, está a la puerta de tu corazón y te invita a que le abras, y le dejes tener el dominio de tu vida.
Una vez que Dios obra y muestra sus maravillas, entonces no se puede buscar otro modelo. Es necesario imitarlo porque nos seduce su persona y nos encanta su presencia. Llegamos a disfrutar de su Ser y a amarlo, solo porque Él nos amó primero. Conocer a Dios es enamorarse de Él.
Para poder imitar a Dios, primero hay que conocerlo y saber cómo actúa.
REFLEXIÓN – Dejalo a Dios actuar.

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