20 de Mayo – Uva

 


«¿Que mas ser podrá hacer con mi viña, que yo no le haya hecho? Yo esperaba que diese buenas uvas, ¿porque dio uvas agrias?» Isaías 5:4

Uva
Isaías cuenta una parábola de un hombre que planto una viña escogida, había buscado las mejores semillas, había limpiado el terreno y le había sacado todas las piedras. Había construido una torre, y había hecho un gran lagar. Había hecho todo lo que estaba a su alcance para lograr una buena cosecha.
Pero cuando la viña dio su fruto, en lugar de dar buenas uvas, dio uvas silvestres, que son agrias, y no sirven para nada. Tanto esfuerzo y trabajo, se había perdido. Toda su inversión de dinero, tiempo y trabajo, había sido para nada.
Y el hombre estaba muy frustrado. Tanto que decidió arrancar la viña, romper la torre y el lagar, destruir todo. Quería solo borrar todo recuerdo de su gran frustración.
Esa parábola, cuenta Isaías, reflejaba como se sentía Dios con su pueblo Israel, y lo mucho que había sufrido por la continua mala actitud del pueblo de darle la espalda. Y promete que el castigo sería ejemplar. Años más tarde, los moradores de Judá fueron deportados a Babilonia y sufrieron terribles momentos.
Es muy frustrante cuando esperas algo y te sale mal. Te enojás cuando no conseguís lo que querés y pusiste mucho esfuerzo en lograrlo. Como cuando trabajas mucho por conseguir un empleo, y se lo dan a otro que es amigo del dueño. El sentimiento de frustración y de tristeza no te deja en paz. Te sentís mal.
Así se siente Dios, cada vez que le das la espalda. Cada vez que voluntariamente le llevas la contra y pecas. No es un juego, es una frustración terrible para Dios que invirtió lo mejor que tenia en lograr tu salvación. Dio lo más precioso del cielo, para adoptarte como hijo. Cristo murió en tu lugar en la cruz para que sea salvo. Y muchas veces, somos como esa viña, que dio frutos agrios y que no servían para nada.
Es tiempo de reflexionar, y de revisar lo que estamos haciendo. Es tiempo de valorar el esfuerzo que hizo Dios por salvarnos y volver a pensar antes de darle la espalda. No seas tan ingrato y egoísta como para darle a Dios un fruto que a Él le desagrada. Él te da hoy otra oportunidad.
REFLEXIÓN – Que tu fruto sea agradable.

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