22 de Mayo – Generosidad


¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y aun preguntáis ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.” Malaquías 3:8 (NVI)
Generosidad
Se realizó una encuesta que verifica que el 100% de los ladrones, sabiendo que está mal robar, creen que van a poder escapar con el botín. Ninguno cree que lo van a atrapar. Pueden escaparse de la policía y de la justicia humana. Pero es imposible escaparse de Dios.
El reclamo de Dios fue muy duro. Los israelitas habían vuelto de la cautividad y Dios los había prosperado, y en lugar de estar agradecidos, llevaban para el sacrificio lo peor que tenían, la oveja más vieja y lastimada, las frutas podridas, lo que les representaba un menor costo.
Y ante la pregunta de Dios, los judíos incluso le custionaban. -¿En qué te hemos robado? ¿Acaso no llevamos siempre nuestras ofrendas y diezmos? Somos perfectos cumplidores de la Ley, ¿en qué te hemos robado? Desde entonces hasta ahora, sigue habiendo quienes creen que pueden auto justificarse por cumplir con las reglas.
Cada pedido que Dios nos hace tiene una razón de ser, tiene un propósito santo y elevado. La ofrenda también. Muchos la consideran como una carga, como un peso, como una obligación de la que hay que zafar de la mejor manera. Nos olvidamos que nuestra ofrenda en dinero es parte de nuestro culto a Dios. La Biblia no pone importes fijos que pueden ser muy altos para algunos e insignificantes para otros. Dice simplemente que demos según Dios nos ha prosperado.
Además, todo es de Dios. Nosotros somos simples mayordomos que administramos sus bienes. Nada es nuestro, por eso el monto de la ofrenda no debe medirse sobre cuánto le estoy dando a Dios, sino con cuánto necesito para vivir para poder destinar el resto a Dios.
Hay quienes en momentos de dificultades, cuando hay que achicar los presupuestos de consumo, el primer rubro que recortan son las ofrendas y viven mezquinamente.  Otros en cambio, de su pobreza dan todo lo que pueden y Dios recompensa su generosidad. Dios ama al dador alegre, Dios sigue esperando tu generosidad.
Si Dios no escatimó a su propio Hijo, sino que lo dio para salvación ¿cómo no nos dará con Él todas las cosas?  Obrá igual de generoso que Dios.
REFLEXIÓN – Es tiempo de dar con generosidad.

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