25 de Febrero – Fracaso

«Entonces Moisés dijo a Dios: ¿Quién soy yo para ir al faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel?» Éxodo 3:11
Fracaso
Moisés no se sentía digno. Le pesaba su historia. Había sido llamado por Dios para hacer algo que nadie había hecho antes. Dios lo llamaba a liberar a un pueblo de esclavos sin usar la fuerza, sin ejércitos, sin imposiciones. Debía convencer al rey más poderoso de la tierra que deje salir a sus esclavos del país.
Moisés no quería aceptar esa responsabilidad. Tenía mucho miedo al fracaso. Y las posibilidades que algo saliera mal eran muy altas. Él ya había fracaso antes. De ser el hijo de la hija del Faraón de Egipto, se convirtió en un pastor de ovejas en un desierto olvidado. Perdió la posibilidad de ser el hombre más influyente y poderoso de la tierra, porque en un arrebato de enojo, mato a un egipcio que estaba golpeando a un esclavo israelita.
Moisés se sentía un perdedor. Por eso prefería seguir cuidando ovejas a aceptar la aventura de obedecer a Dios. Era más seguro quedarse como estaba, corría menos riesgos, tenía menos exigencias, estaba más cómodo, era más fácil.
Así que comenzó a excusarse con Dios, para evitar tomar la responsabilidad. Todas las excusas que puso, eran coherentes y lógicas. Pero para Dios no tenían fuerza suficiente. Moisés no quería fracasar de nuevo pero Dios estaba seguro de lo que estaba pidiendo.
Hoy es fácil censurar a Moisés por su falta de confianza en los Planes de Dios, pero muchas veces actuamos como el. Nos falta la confianza de saber que lo que Dios nos pide, es lo mejor para nosotros. Aunque nos parezca todo lo contrario. Dios en su eterna sabiduría conoce el pasado, el presente y el futuro de nuestra vida, y sabe que es lo mejor para nosotros.
Lo sabia en la vida de Moisés y por eso le pidió ser el líder de Israel. No le preocupaba a Dios los fracasos de Moisés, ni su temor al futuro. Dios le garantizo su ayuda y su confianza. Dios le garantizo su Poder para enfrentar todos los problemas, Dios le aseguro que iba a estar con el en todo momento.
Hoy Dios te desafía a aceptar su llamado. Conoce tu vida y tus fracasos, y también tu potencial. Acepta el llamado de Dios.
REFLEXION – Dios es más grande que todos tus fracasos.

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