28 de Mayo – Decide

“El Señor le dijo: Ve porque instrumento escogido es este.” Hechos 9:15 (RVR)
En Damasco se corrió muy rápido la voz. No había Internet, ni radio, pero las noticias corrían como reguero de pólvora. Saulo, el perseguidor de los cristianos, estaba llegando. Era mejor esconderse. La fama de este hombre implacable había superado la ciudad donde vivía y se había extendido por todo el territorio de Palestina. A los habitantes de Damasco les asustaba saber que Saulo estaba llegando.
Nunca se cansaba. Era duro como la roca y filoso como una espada. Buscaba a los herejes seguidores de Jesucristo para torturarlos, encarcelarlos y matarlos. No había piedad en este hombre. Y ahora estaba cerca de Damasco. Los cristianos sintieron miedo. Era mejor mantenerse alejado de semejante sujeto.
Por eso le sorprendió tanto a Ananías el pedido de Dios. La iglesia seguramente había estado orando, suplicando que el Señor los protegiera del perseguidor. Pero ni en la mente del más creativo de los creyentes hubiera pasado la posibilidad de que la solución por la que Dios había optado era convertir a Saulo. Resultaba algo impensado e inadmisible.
Dios le ordenó a Ananías que fuera a visitar a Saulo. No se detallan los pensamientos de este buen hombre, pero en su lugar yo hubiera cuestionado con firmeza esa orden. Era asumir un riesgo innecesario. Posiblemente, Saulo estaba mintiendo para ponerse en contacto con cristianos y así encarcelarlos. Era tonto ir a visitar al enemigo sin un plan de contingencia para escapar.
Pero a pesar de lo que pudiera pensar o de las dudas que tuviera, Ananías obedeció y fue a visitar a Saulo, tal como Dios se lo había pedido. El final de la historia todos lo conocemos, pero al momento de golpear la puerta de aquella casa, suponemos que Ananías habrá sudado mucho. Sin embargo, Dios le enseñó a Ananías que era Él quien decidía, y que Él siempre tiene razón. Lo que era imposible para los hombres, fue posible para Dios.
Hoy, es el mismo Dios que hace posible lo imposible. Por eso es Él quien decide. Tal vez, en este tiempo estés cuestionando a Dios por situaciones que te tocan vivir o por realidades que te entristecen o angustian y en tu razonamiento, tus argumentos son bien sólidos e incuestionables. Pero, Ananías nos enseña una lección eterna. Dios es quien decide y lo hace siempre correctamente.
Puede ser que no entendamos la causa o los motivos de Su decisión antes de aceptarla, pero confiemos en que Dios siempre tiene una razón y que ésa es, seguramente, la mejor.
REFLEXIÓN – Dios decide.

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