6 de agosto – Capricho

“Simeón y Leví son chacales; sus espadas son instrumentos de violencia. ¡No quiero participar de sus reuniones, ni arriesgar mi honor en sus asambleas! En su furor mataron hombres, y por capricho mutilaron toros.” Génesis 49:5-6 (NVI)
El 6 de Agosto de 1945 a las 8 am, el presidente Truman de EEUU, ordenó arrojar la primera bomba atómica del mundo sobre Hiroshima. El 9 del mismo mes y año, era lanzada la segunda, esta vez sobre Nagasaki. En segundos las dos ciudades fueron arrasadas y miles de personas murieron en un instante. En los días posteriores fueron muriendo los que se encontraban más alejados de los centros de la explosión y los pocos supervivientes sufren aún hoy las consecuencias de la radiación, que se han ido transmitiendo a las generaciones posteriores. Días después, el 15, se producía la rendición incondicional del Imperio japonés, marcando el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Los autores de aquella masacre pretendieron justificarla alegando que era necesario forzar la rendición del enemigo para evitar males mayores. Pero, la realidad es que aquella monstruosidad ha creado un peligro mucho mayor, porque el ingenio nuclear que ellos alumbraron ha crecido y se ha multiplicado hasta amenazar la existencia de toda la humanidad.
Estados Unidos intentó mantener la exclusividad nuclear para que nadie más poseyera esa capacidad de destrucción. Sin embargo, en 1949 la Unión Soviética detonaba su propia bomba nuclear. Desde entonces, el Reino Unido, Francia, China, India, Pakistán, y Corea del Norte han desarrollado asimismo armamentos nucleares. Hay, además, sospechas no desmentidas de que Israel también dispone de estas armas de destrucción masiva. Unas 30.000 plantas nucleares amenazan hoy al mundo entero.
Las consecuencias del capricho armamentista de algunos poderosos que solamente miraban por sus intereses financieros y de poder las seguimos padeciendo actualmente. No se dieron cuenta de que sus malas decisiones, impactarían tan perjudicialmente en toda la humanidad.
Simeón y Leví, en la bendición que Jacob les da a sus hijos, tuvieron que sufrir por el mismo tema. Hombres temperamentales y fogosos, que actuaban antes de pensar, y que seguían un impulso o una idea sin medir sus derivaciones, terminaron dañando lo que querían. Pero al igual que Truman y los demás poderosos con sus ojivas nucleares, nunca se dieron cuenta del daño causado hasta que fue demasiado tarde.
Vos hoy estás a tiempo. No elijas mal. Dejalo a Dios que guíe tus decisiones, para que no tengas que mirar en tu pasado, y sufrir por las consecuencias de tus malas decisiones.
REFLEXIÓN – No te encaprichés.

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