8 de agosto – Demandantes

“La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: ¡Dame! ¡Dame! Tres cosas hay que nunca se sacian; Aun la cuarta nunca dice: ¡Basta!” Proverbios 30:15 (RVR)
Hay cuatro cosas que, según el sabio, nunca dicen basta: El Seol, la matriz estéril, la tierra que no se sacia de aguas, y el fuego. Para que se entienda este tema de la insatisfacción, lo compara con las sanguijuelas. Estas son pequeñas alimañas que se alojan en el cuero cabelludo de los animales y se alimentan de su sangre. La sanguijuela tiene la particularidad de crecer según la cantidad de alimento que ingiere. Y nunca explota. No importa cuanto se alimente, siempre puede seguir creciendo. Por eso jamás está satisfecha y siempre quiere más.
Si fuera un ser humano, la palabra que más pronunciaría sería: dame. Es lo mismo que se puede decir del Seol, el antiguo lugar donde van los muertos sin esperanza: no importa cuántos haya, siempre hay lugar para otro; nunca va a estar completo, continuamente quiere más. Así como la matriz estéril, no importa cuánto se intente fecundarla, en ningún momento se va a saciar, jamás dará un hijo. Igual que la tierra seca, que permanentemente quiere más agua y de ningún modo va a estar satisfecha. Es, además, como el fuego, nunca se cansa de seguir quemando y devorando. Siempre pide más.
Si bien pensamos que no entramos dentro de esa categoría, por lo general, el ser humano es bastante demandante. Y por lo común, pedimos más de lo que damos. Autoconvencidos, nos creemos mucho más generosos y menos egoístas de lo en realidad somos. Sin embargo, si analizáramos nuestra conducta cotidiana nos daríamos cuenta que somos más demandantes que dadores.
Somos como la sanguijuela, siempre decimos: dame, dame, dame… Pero damos poco o nada. Puede ser que ocasionalmente tengamos algún acto de generosidad, pero nuestra tendencia de siempre es pedir. Porque nunca nos saciamos y siempre queremos más. Un demandantes un sujeto que sólo pide, que reclama nada más que para sí y que no tiene capacidad de dar.
No existen situaciones absolutas en la vida. Todo el tiempo estamos transitando en un gris con varios tonos. Nadie es completamente egoísta y nadie es completamente filántropo. Pero nuestra tendencia general es ser como la sanguijuela. Dios nos llama en este tiempo a cambiar de actitud. Y en este mundo tan egoísta y demandante, nos pide que tengamos la capacidad de dar. Tenemos su ejemplo perfecto.
REFLEXIÓN – No seas un demandante.

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