11 de diciembre – Cansó

“Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel y diles: «Así ha dicho Jehová, el Señor: ¿A consultarme venís vosotros? Vivo yo, que no os responderé, dice Jehová, el Señor.” Ezequiel 20:3 (RVR)
Los principales ancianos habían ido a consultar a Dios, querían conocer su opinión sobre un tema. Y como hicieron sus antepasados con otros tantos profetas, fueron a visitar a Ezequiel. Fueron al lugar indicado para encontrar el consejo. Habían hecho lo correcto. Así que se sentaron a esperar que Dios hablara por la boca del profeta.
Por eso sorprendió tanto la respuesta: “Diles que no voy a responder”. No importa cuál sea el motivo de su consulta, no les voy a hablar. Es una frase que no concuerda con el concepto de Dios que habitualmente escuchamos o leemos.
¿Por qué es que Dios respondió de esta forma tan dura y terminante? Estaba cansado de este pueblo. Durante años, desde la liberación de la esclavitud en Egipto, les había dejado instrucciones claras de conducta. No eran reglas muy difíciles de cumplir. Sin embargo, este pueblo tonto, generación tras generación se empecinó en romper esas reglas, en llevarle la contra a Dios, en serle infiel. Los hijos actuaban peor que sus padres y los nietos peor que los hijos.
La degeneración moral, social, política y religiosa se incrementaba de manera escalofriante. Lamentablemente no había cambiado y los ancianos que venían a consultar ahora al profeta llegaban con esta mochila de actos infelices. Por eso Dios se cansó y decidió no responder.
Hoy, en este período maravilloso de la gracia, Dios prioriza el perdón y el amor a través de la sangre de Cristo en la cruz. Pero sigue doliéndose por la indiferencia, el pecado, el desprecio y la infidelidad de su pueblo. Por la obra de Cristo en la Cruz, ya nunca más Dios nos va a decir: “ya no te voy a responder”. pero la bendición de su mano, será retenida por tu falta de fidelidad.
Dios es un Dios celoso y grande, y no desea compartir su posición de exclusividad con nadie. Simplemente porque no hay nada ni nadie que pueda compararse con Él. A pesar de saber esto, a diario cambiamos las prioridades de nuestra obediencia y relegamos a Dios a segundos planos porque elegimos otras cosas. Es el mismo error que cometió el pueblo de Israel hace tantos años. Dios desea y espera de vos, fidelidad y devoción.
REFLEXIÓN – No canses a Dios.

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