16 de Diciembre – Reporte
«El Señor está cerca.» Filipenses 4:5
Reporte
El sacerdote estaba en el templo preparándose para su momento plegarias, cuando entró al mediodía un hombre mayor, algo barbudo con un maletín. Se arrodilló unos minutos y salió. Al día siguiente, a la misma hora, el mismo hombre, con el mismo maletín entró al templo, se arrodilló unos minutos y salió. Esa conducta se repitió todos los días. El sacerdote comenzó a preocuparse. Pensó que tal vez era un ladrón. Así que decidió al día siguiente preguntarle al hombre el porqué de su conducta.
Lo esperó en la puerta del templo y le preguntó cuando llegó: ¿Qué hace usted aquí? El hombre le dijo que trabajaba cerca en una fabrica y que tenía solo me día hora de almuerzo y que deseaba aprovechar ese tiempo para orar. Pero como no le quedaba mucho tiempo por la caminata, y no sabía mucho como orar, simplemente se arrodillaba y decía: «Señor, solo vine nuevamente para contarte cuan feliz me libras de mis pecados. No se muy bien como orar, pero pienso en Tí todos los días. Así que Jesús, este es Jim, reportándose».
El sacerdote se sintió un tonto por no haberle dado la bienvenida a Jim y haber desconfiado de él, y cuando se fue, conmovido en su alma, hizo la misma oración que el viejo Jim. Pasaron algunas semanas y un día Jim dejó de asistir al mediodía.
Luego de varios días de ausencia, el sacerdote, preocupado, fue hasta la fábrica para ver que estaba pasando. Allí se entera que Jim estaba muy enfermo en el hospital. Y aunque estaba grave, los médicos pensaban que tenía una esperanza para sobrevivir. Jim, en el hospital, era un enfermo diferente. Sonreía, alentaba a los demás, estaba alegre.
Es raro, comentó una enfermera, nadie viene a verlo. Usted es la primera persona que se acerca en semanas. El sacerdote fue a ver a Jim, y le comentó su tristeza al saber que nadie lo había visitado, ni llevado flores, ni consolado. El viejo Jim lo miró sorprendido. La enfermera está equivocada. Ella no sabe que todos los mediodías un querido amigo mío viene, se sienta sobre mi cama, me toma de las manos, se inclina sobre mi y me dice: «Solo vine para decirte Jim, cuan feliz fui desde que encontré tu amistad y te libré de tus pecados. Siempre me gustó oir tus oraciones, pienso en ti cada día. Así que Jim, este es Jesús reportándose».
REFLEXIÓN – Reportate hoy.
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