17 de Junio – Recepción


A lo suyo vino, pero los suyos no lo recibieron (no le dieron la bienvenida).” Juan 1:11 (RVR)
Recepción
La Biblia relata la historia de Jesucristo, allí encontramos muchas situaciones tristes para nuestro Salvador. Hay momentos que no se pueden entender. Los más duros fueron, sin lugar a dudas, los eventos de la cruz. Pero encontré en este versículo, otro momento en el que Jesucristo sintió mucha tristeza.
Nos cuesta entender el milagro de la corporización de Cristo. No podemos explicar cómo el Dios Eterno se limitó a un cuerpo humano y mortal, cómo el Ser Absolutamente Santo se vistió de carne corruptible, cómo el Dueño y Amo de todo lo creado nació pobre entre el estiércol de los animales en un establo, cómo el Dios Todopoderoso jamás impuso nada por la fuerza, aunque tenía el poder para hacerlo.
La humillación de Jesucristo fue absoluta, como relata Filipenses 2:5-11: “El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios, como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre, se humilló haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz”.Jesucristo soportó todo esto solamente para venir a buscarme a mí y para venir a buscarte a vos, porque nos ama con amor eterno, con amor puro, con amor único, con amor especial.
Ante semejante muestra de amor supremo, no alcanzan todas las palabras del universo para agradecerle, sin embargo, los judíos de su época, lo despreciaron. Fue a Su Pueblo, fue a Su Nación, fue a Su Tierra y le dieron la espalda, no fue solamente el mesonero quien no tuvo lugar para Jesucristo, fue toda una nación… “Los suyos no lo recibieron”.
Pero el texto continúa y en el versículo 12 dice “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios”. Nosotros somos beneficiados, le hicimos un lugar y Él nos bendijo. Lamentablemente hay mucha gente hoy en día, que sigue dándole la espalda a Jesucristo.  Es ahora un buen momento para agradecerle a nuestro Dios lo bueno y generoso que es, no hace falta esperar hasta el domingo para hacerlo, cada día es un muy buen momento para agradecer.
REFLEXIÓN – Hacele un lugar a Jesucristo cada día en la habitación del agradecimiento.

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