17 de Noviembre – Dignidad
“Pase lo que pase, compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo. De este modo, ya sea que vaya a verlos o que, estando ausente, sólo tenga noticias de ustedes, sabré que siguen firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del evangelio.” Filipenses 1:27 (NVI)
Dignidad
Escuché hace poco una definición de dignidad que me encantó. Digno son dos cosas del mismo peso. La idea viene de una balanza antigua con dos platillos. Dignidad es mantener ambos platos de la balanza en la misma línea. Con las balanzas electrónicas perdimos de vista este concepto.
En la antigüedad era algo habitual que al momento de pesar algún medio de trueque, los platillos estuvieran equilibrados. El precio digno de los comerciantes obligaba a tener pesas justas con el peso equitativo y que la balanza esté equilibrada.
Cuando Pablo le escribe esto a los filipenses, todos comprendían perfectamente lo que quería decir. Por eso, estoy seguro que cuando leyeron que se debían comportar de una manera digna al Evangelio de Cristo, habrán traspirado. Creo que leí este texto cientos de veces, pero hace poco escuché hablar de esto y comprendí la terrible realidad que Pablo estaba pidiendo para la conducta de cada creyente.
Esta demanda no fue solamente para los cristianos de Filipo sino que se trasfiere en el tiempo hasta nuestros días cibernéticos. El pedido de Dios no ha cambiado, sigue siendo el mismo. Hoy vuelve a pedirnos que nos comportemos con la dignidad del Evangelio de Cristo.
¿Te comportás cada día con la seriedad, perfección, santidad, equidad, pureza, gracia, franqueza y firmeza que tiene el Evangelio de Cristo? ¿Tiene tu vida las mismas cualidades? Si Dios tuviera una balanza tamaño gigante y te pusiera en un platillo y el Evangelio en el otro ¿estaría equilibrada?
En los días que vivimos donde todo es relativo y todo se puede justificar con una excusa facilita, difícilmente la balanza quede equilibrada. Pero el pedido sigue vigente y hay que tomarlo. Dios te pide que vivas con esa dignidad. Dios espera que tu conducta cotidiana en el colegio, en el trabajo, en tu casa, en tu compu, en tu tele, en tus pensamientos, con tus amigos, en la cancha de futbol, sea digna.
REFLEXIÓN – Equilibrá la balanza.
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