21 de julio – Principio

“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová, buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos.” Salmos 111:10 (RVR)
“A buen entendedor, pocas palabras bastan”, dice un dicho popular. Acá el salmista nos transmite dos conceptos fundamentales para la vida, que por ser tan conocidos, a veces no los valoramos. Suele suceder que lo cotidiano no es tomado en cuenta. Por ejemplo, nadie agradece porque puede mover los dedos, porque es algo que hace siempre automáticamente. Pero poder moverlos es un milagro de Dios.
Estos dos conceptos también, aunque encierran ideas maravillosas, a veces nos olvidamos de ponerlos en práctica. Para ser sabio, dijo el salmista, hay que temer a Dios. No es el temor producido por el miedo, sino por el respeto. Es decir, el que siente respeto por Dios, va a ser sabio. Y sabio es el que tiene discernimiento, el que puede distinguir entre lo bueno y lo malo, sin equivocarse. Sólo aquel que practica los mandamientos de Dios es quien puede elegir correctamente entre lo bueno y lo malo.
Esta era una manera muy judía de escribir. En dos frases consecutivas, el salmista explicó con distintas palabras el mismo concepto. Era una forma de poesía típica de aquella época. Y hoy sirve para refrescarnos la memoria.
Temer a Dios implica respetar sus mandamientos. Si lo hacemos, seguramente vamos a saber escoger lo bueno. Y si escogemos lo bueno, estaremos obedeciendo a Dios, con lo cual, mostraremos temor de Él. En resumen, somos sabios.
Es un concepto circular que puede romperse en cualquier momento. La sabiduría, en el pensamiento divino, no es un estado que se obtiene y luego, sin más, se mantiene permanentemente, sino que es algo que debemos lograr en cada momento.
Es la gran diferencia con la idea de sabiduría que tiene el hombre. Las personas consideran sabio al más inteligente, preparado y profesional, mientras que Dios considera sabio al que es obediente, con lo cual, nos deja la posibilidad abierta a todos para lograrlo.
Pensá ahora en qué áreas de tu vida, Dios no es Soberano. Qué aspectos aún no están rendidos a sus pies. Y para ser sabio, cambiá ahora. No pierdas más tiempo haciendo la tuya. Es ahora el momento de someterte a Dios. Sólo la práctica puede hacernos sabios. No es un concepto teórico, es una experiencia de vida.
REFLEXIÓN — No seas necio, viví como sabio.

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