22 de agosto – Felicidad
“No tengas envidia de los hombres malos, ni desees estar con ellos; porque su corazón piensa en robar, e iniquidad hablan sus labios.” Proverbios 24:1-2 (RVR)
Estamos viviendo en el mundo del revés. Los buenos son los malos, y los honestos los tontos. Pero no es un problema del siglo XXI. Ya en tiempos de Salomón los hombres rectos tenían los mismos problemas.
Y lo peor es que cuando uno mira a los costados, y ve como los malos prosperan, se indigna y reclama por justicia. Pero hay ladrones y delincuentes que están actuando contra Dios, y sin embargo, aparentemente, todo les sale bien.
Esta realidad es tan antigua como el hombre, y uno es tentado a dejar de comportarse correctamente. Pareciera que es verdad, el dicho popular que expresa que el fin justifica los medios. A lo mejor, en este día, te sentís tentado a imitar a los malos para ver si así lográs algo de fortuna. No cedas a la tentación. El éxito de los malos es aparente. En el fondo no hay éxito sino ruina total.
Tampoco midas el éxito con la base en el dinero. Es muy probable que aquel que consiguió su fortuna mintiendo y robando, mantenga su empresa y nunca quiebre. Y también lo es que, como cristianos, quizá jamás dejemos de ser simples empleados.
Pero lo diferente está en la conciencia. Dios le da a sus hijos una conciencia limpia. Y eso es algo que ningún hombre malo podrá tener jamás. Sus labios hablan iniquidad, maldad y engaño, porque eso hay en su corazón.
Quizá no haya justicia aquí en la tierra y los corruptos, jamás sean encarcelados. Pero Dios es fiel, y a cada uno le dará su justa recompensa. Dios desea que vivas como el hijo del Rey. Somos las personas más ricas del universo, porque nuestro Padre, es el Dueño de todo. Y aunque por algún tiempo no podamos darnos los gustos, y estemos ajustados con el presupuesto, tenemos una herencia eterna en el cielo, que nos espera. Aprendé a valorar y a disfrutar lo que tenés.
En lugar de envidiar el progreso de los malos, buscá al Señor de corazón y aprendé a vivir contento con lo que Él en su gracia te da. No es ser conformista ni mediocre. Es saber ser feliz.
REFLEXIÓN — Felicidad no es tener lo que quiero, sino querer lo que tengo.
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