22 de diciembre – Imagen
“(…) en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. Cristo es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.” Colosenses 1:14-15 (NVI)
Hay misterios que no pueden ser revelados. ¿Cómo se gesta la vida en el útero materno? ¿Por qué los pájaros que emigran no se equivocan de camino? ¿Por qué los planetas mantienen su órbita y no se desvían de su recorrido? ¿Cómo es Dios? Indudablemente, habrá tantas preguntas como personas haya en la tierra, pero esta última es bastante común. Queremos saber cómo es Dios. Esta curiosidad estuvo presente en el ser humano desde su creación. Sólo Adán y Eva conocieron personalmente a Dios. Para el resto de la humanidad, Dios es solo un ser superior invisible.
Cada cultura, pueblo y religión intentó de la mejor manera adaptar su necesidad de Dios a lo que conocían. Para los chinos hay muchos dioses, uno para cada situación de la vida. Lo mismo sucedió con los griegos, los romanos, los mayas y los zulúes. Cada grupo diseñaba sus dioses según su necesidad. Enojados, poderosos, con múltiples brazos, un solo ojo. La explicación que daban satisfacía a cierto grupo de creyentes, pero la pregunta seguía latente. ¿Cómo es Dios?
Aún el pueblo de Israel, al que Dios mismo adoptó como pueblo escogido, planteaba la misma duda. Sólo se repetía de Dios lo que todos decían. Pero nadie lo había visto en persona. Verlo era morir al instante. Dios intimidaba, era demasiado sublime para ser conocido o visto. Era mejor mantenerse alejado de su presencia porque resultaba peligroso. Pero estando lejos, no se lo podía conocer.
Por eso Jesucristo cambió la historia. porque nos mostró cómo es Dios. Él es Dios mismo, la imagen del Dios eterno y todopoderoso. Es asombroso pensar lo que hizo Jesucristo. ¡Estuvo en la tierra para que viéramos cómo es Dios! Sus contemporáneos no se dieron cuenta del excelentísimo privilegio que tuvieron. Para muchos Jesucristo pasó desapercibido. La gran mayoría ni siquiera se dio por enterada de que estaba. Algunos lo rechazaron abiertamente, otros, con su indiferencia, hicieron lo mismo.
Dios estaba al alcance de la mano, y sólo algunos se dieron cuenta. Los pocos que lo vieron, cambiaron el mundo. El efecto de saber cómo es Dios, generó la pasión y la potencia de la iglesia primitiva y su deseo tan grande de comentar esta noticia tan maravillosa. ¡Ellos habían visto a Dios!
REFLEXIÓN – ¿Lo viste a Dios hoy?
Comentarios de Facebook