24 de Octubre – Desafío


Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo.” 1 Samuel 17:10  (RVR)
Desafío
David es uno de los personajes de la Biblia que más me gustan. Siempre que escucho o leo alguna parte de su historia me emociona. Una persona tan normal y a la vez, alguien tan especial. Estábamos preparando un devocional para unos adolescentes en un campamento y surgió este tema para utilizarlo como disparador de los gigantes a  los que nos tenemos que enfrentar.
Cada uno tiene sus propios problemas, y son terribles para cada uno. Para Connie su mayor problema es no encontrar su muñeco de Mickey para dormir. Para Juampi es poder aprobar el examen de sociales para el que tiene que estudiar tres hojas del libro. Para los chicos del campa los problemas eran la vergüenza, la discriminación, la facilidad para conseguir cualquier cosa a precios muy baratos (cosas que tienen un final muy triste), mientras que para mí, los gigantes eran otros.
Lo cierto es que todos, no importa la edad, nos enfrentamos a este desafío. Igual que David, estamos en desigualdad de condiciones. La escena la conocemos, pero me encanta refrescarla. Goliat medía más de tres metros, un hombre enorme, forzudo, soldado de cientos de batallas, con cientos de heridas y cortes, duro, con instinto asesino, que no le tiembla la mano al levantar su espada para matar a nadie.
Frente a él, un muchachito de 15 años, rubio, bonito, flaquito, sin espada ni escudo. Un poco despeinado, apenas con pelusa debajo de la nariz. No tenía ninguna posibilidad de vencer al gigante. Las apuestas eran para ver cuántos segundos aguantaba antes de ser asesinado. Pero este muchacho valiente no fue solo a la batalla. Fue en el nombre de Dios y en el poder de Dios. Y quien tenía todas las de perder, compró el boleto ganador. Frente un desafío que atemorizaba, David lo acepto y corrió al encuentro. No se escondió esperando que pase el problema. Saltó para vencer y enfrentó el desafío.
La victoria no se hizo esperar. No porque David tuviera puntería o fuerza, sino porque Dios lo ayudó. Solo hubiera perdido pero con Dios fue un ganador. Hoy tenemos al mismo Dios de nuestro lado. No importa quién te desafíe. No importa cuán grande parezca ni cuánto miedo cause. Si tenés a Dios de tu lado, no hay gigante que pueda vencerte.
REFLEXIÓN – Vencé tus desafíos.

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