25 de Abril – Mandamientos
“Los mandamientos de Jehová son rectos, alegran el corazón; el precepto de Jehová es puro, alumbra los ojos.” Salmos 19:8 (NVI)
Mandamientos
Hay un falso concepto que hemos heredado: lo divertido es prohibido, lo correcto es aburrido. Parece ser que esa norma se fijó en nuestra mente desde chiquitos y no podemos dejar de tenerla presente.
Uno siempre busca divertirse porque desea estar alegre. Salimos a pasear con amigos, buscamos alguna recreación atractiva, vamos al cine, leemos un libro o charlamos con los que queremos porque nos gusta distraernos. Y está bien.
Parece que esta idea no tiene nada que ver con Dios. Incluso pensamos que lo que depende de Dios es aburrido. Las reuniones, las obligaciones, los compromisos, la responsabilidad, la rutina eclesiástica parecen anular toda diversión. Vemos los mandamientos de Dios como una carga pesada de llevar, opuesta a toda diversión.
David nos llama la atención. Nos hace un llamado a la reflexión y nos pone en una situación medio incómoda. Para él obedecer los mandamientos de Dios es una razón de alegría. Contra todos los pronósticos, para David era divertido obedecer a Dios.
¿Cómo logra vivir de esa manera? ¿Qué hace la diferencia entre él y nosotros? ¿Por qué para David es un motivo de alegría y para nosotros es un peso enorme y una complicación?
La respuesta es simple y obvia. Y quizás por ser tan simple y tan obvia muchas veces no la tomamos en cuenta. Aquel que ve la vida con la luz de Dios, tiene otra manera de ver las cosas. Entiende que los mandamientos de Dios no son un capricho para nuestro mal, sino la manera más sana de vivir. Para muchos el pecado puede parecer atractivo y divertido, pero siempre es letal. A la corta o a la larga, termina perjudicando tu vida. Y lo que aparentemente era divertido y placentero, termina siendo algo lamentable.
Cuando puedas cambiar tu concepto sobre los mandamientos de Dios, entonces llegarás a disfrutarlos y desearlos. Cuando logres entender que Dios te manda ciertas cosas porque desea tu bien, entonces, obedecer será mucho más fácil. Incluso va a ser gratificante, y eso te va a ayudar a estar alegre.
No te quedes afuera de la alegría de obedecer a Dios. No hacerlo es un bajón.
REFLEXIÓN – No hay alegría en el pecado.
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