25 de Noviembre – Apuro

«No es bueno el afán sin reflexión, las muchas prisas provocan errores.» Proverbios 19:2
Apuro
Hoy todo lo hacemos a las apuradas. No tenemos tiempo para nada. Al menos en las grandes ciudades vivimos así. Viajamos una hora y me día para llegar al trabajo colgados en el tren, trabajamos más de diez horas por día con una presión de locos, almorzamos en 15 minutos porque no se puede parar, volvemos a casa viajando otra hora y me día y cuando llegamos estamos tan cansados que no queremos más que comer y dormir.
Día tras día, semana tras semana, se repite la cruel rutina, que nos impulsa más a vivir cada vez más rápido. Tengo algunos conocidos que viven en pueblos del interior. Cada vez que nos encontramos, parece que tienen menos revoluciones. Van siempre un poco más lento.
Uno me contaba: Me levanto a las 7:00, desayunamos todos juntos, llevo a los chicos al colegio, y a mi mujer al trabajo, voy a estudio, trabajo hasta las 12:00. Paso a buscar a los chicos por el colegio. Almorzamos todos juntos, y tengo tiempo para una siesta. Vuelvo al estudio, que esta a 5 cuadras de mi casa, trabajo hasta las 19:00 y al rato estoy jugando con mis chicos en el parque de casa.
A veces nos apuramos por nuestros caprichos. Queremos todo ya, y sin espera. Ya sea por la cultura de vivir apurado, o por la ansiedad de conseguir con urgencia todo lo que queremos, Salomón nos recomienda que pongamos un pie en el freno.
Apurarse mucho produce errores. Napoleón decía: Vísteme despacio que estoy apurado. Parece un contrasentido, pero es una gran afirmación. Porque el apuro siempre lleva a errores. A veces es mejor tardar un poquito más en hacer las cosas despacio, que apurarse para después perder mucho más tiempo buscando el error que cometimos.
En las decisiones para lo mismo. Dios nos recomienda que antes de decidir algo pensemos bien que vamos a hacer. No actuar a las apuradas. No decidir algo rápido y en caliente. Es necesario dejar pasar un tiempo, enfriar la cabeza y después tomar la decisión. Esto es lo que hacia Salomón, y por eso logró lo que logró. Dios nos pide santidad al elegir. Y para eso tenemos que pensar primero.
No dejes que tu ansiedad le gane al sentido común. En cada decisión cotidiana es necesario poner un pie en el freno.
REFLEXIÓN – El apuro te equivoca.

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