26 de Febrero – Poder
“Y él es antes que todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.” Colosenses 1:17
Poder
James Cameron emitió un documental sobre unas tumbas que encontró en un suburbio de Jerusalén que supuestamente pertenecen a José, a María, a Jesús y a alguno de sus hermanos. Intenta afirmar con este documental que en realidad Jesucristo fue sepultado en otro lugar y nunca resucitó.
Algunos sostienen que debido al éxito del Código Da Vinci, muchos cineastas están intentando sacar provecho de historias relacionadas con Jesucristo e inventan supuestas confabulaciones, tramas y asuntos relacionados con su vida.
Pablo debía escuchar a diario cosas como estas. Y corría con la desventaja de no tener la Santa Biblia para usar como argumento. Muchos hombres en su época intentaron desprestigiar a Jesucristo, diciendo que solo fue un gran hombre, un gran maestro, pero que no era Dios. Hacían hipótesis y esgrimían teorías para sustentar sus pensamientos, y llegaron a confundir a muchos. Por eso Pablo les escribe a los colosenses para recordarles una verdad eterna.
Jesucristo no fue solamente un gran maestro. Fue Dios hecho carne. El mismísimo Dios que de la nada creó el universo, el mismo Dios eterno que nunca comenzó y que siempre existió, que jamás va a cambiar porque es inmutable, perfecto y permanente, ese mismo Dios, un día nació en Belen y eligió morir en una cruz en Jerusalén.
No lo crucificaron los romanos ni un complot judío. Su muerte en la cruz estuvo muy lejos de ser una derrota o una muestra de debilidad. Al contrario, fue la victoria del amor más grande que jamás se ha visto en la tierra. En la cruz, no estaba colgado un hombre común. Estaba colgado el Dios hombre. Y no hubieran hecho falta los clavos para sostenerlo colgado. Él decidió subir y quedarse en la cruz, solo porque nos quería salvar.
Y el mismo poder que tuvo para crear todas las cosas, y sostener el equilibrio perfecto del universo, que lo mantuvo en la cruz, fue el poder que al tercer día lo levantó de entre los muertos y resucitó al poderoso salvador para que viva para siempre.
No hay tumba que pueda contener el cuerpo de Jesucristo. Hay demasiado poder en Él para ser dominado. ¡Glorioso y poderoso Señor, que siendo tan grade, se acordó de vos y de mi para venir a salvarnos!
REFLEXION – Todo el poder está en Jesús.
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