27 de noviembre – Desastre
“Pues por falta de conocimiento mi pueblo ha sido destruido (…)” Oseas 4:6 (NVI)
La sociedad donde Oseas estaba viviendo estaba corrompida. El perjurio, la mentira, el robo, el adulterio y el asesinato eran la moneda corriente. Los homicidios se sucedían día tras día. La violencia no tenía fin. En medio de este caos no había poder político que pudiera detener la creciente ola de inseguridad. Y cualquier medida que se adoptara, era superada por los abusos delictivos.
Para colmo de males, el pueblo escogido por Dios consultaba a unos dioses de madera para conocer su futuro y creía que determinadas situaciones conformaban mágicas respuestas. Buscaban que les adivinaran el futuro y les aseguraran el bienestar. A diario llevaban sus ofrendas, adoraban a las estatuas de turno y confiaban en las palabras que a través de sus voceros recibían.
Una situación lamentable porque de esa manera, no tendrían solución posible. Estos hombres que se creían tan religiosos por cumplir con tantas pautas morales y ritos ceremoniales, no se daban cuenta de que su situación jamás podría mejorar. Rogaban a sus estatuas ayuda contra los abusos y los desmanes, pero jamás recibirían la ayuda reclamada. Porque estaban pidiendo mal. La violencia que sufrían era consecuencia de haber abandonado las normas de Dios, y de haber aceptado dejar a Dios para creer en otras cosas. Malas decisiones producen nefastos resultados.
La falta de conocimiento respecto de Dios, iba a provocar la destrucción de ese pueblo. Y la violencia que sufrían era solo una muestra más del desastre que venía.
Hoy estamos igual. La violencia nos destroza. A diario vemos en los noticieros asesinatos, muertes, mentiras, robos, abusos y delitos. Vivimos con miedo de que nos roben, nos maten o nos violen. Estamos rodeados de violencia descontrolada. Y cuanto mayor es la violencia y la angustia se incrementa proporcionalmente, las consultas a los tarotistas, las cartas, el horóscopo o los astrólogos. Lejos de consultar y buscar a Dios, las personas cada vez se inclinan más a buscar una alternativa más fashion (de moda).
Y la sentencia vuelve a repetirse: por la falta de conocimiento de Dios, esta sociedad será destruida. No hay solución posible lejos de Dios. Sólo el respeto y el conocimiento de Dios pueden cambiar la conducta de un individuo. Y sólo el cambio de la conducta de un individuo que se replica en otros, puede cambiar una sociedad. El cambio es posible, sólo de lo micro a lo macro.
REFLEXIÓN – Empezá el cambio por vos.
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