28 de marzo – Separar


«Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.» Romanos 5:8 (RVR)

No hay nada más importante en la vida que sentirse amado. Hasta las personas menos sociables buscan la compañía de alguna mascota.
El ser humano tiene la necesidad de sentirse querido y emplea todos los medios a su alcance para conseguirlo. No existe la posibilidad de vivir aislado. Aun la más solitaria de las personas tiene la necesidad de comunicarse con otros. Únicamente alguien desquiciado quiere estar siempre solo.
No es un problema de edad, ni de condición social, ni de inteligencia. Es una necesidad inherente a la condición humana.
Pero es muy difícil amar a quien nos trata mal, a aquel que no nos saluda ni nos responde, a aquel que nos insulta y nos desvaloriza. Amar a alguien con esas condiciones es casi imposible. De ese tipo de personas, por lo general, nos escapamos. Nos alejamos de los que nos lastiman y pelean.
Pero Dios no lo hizo. Él no se alejó, sino que nos amó cuando éramos sus enemigos. Dios me amó y te amó con su amor eterno y maravilloso cuando hacíamos todo lo que a Él le desagrada, cuando le dábamos la espalda y lo insultábamos.
Dios, a pesar de todo, nos amó y nos ama. Para Él somos sumamente importantes, somos de incalculable valor.
Quizá hoy estés triste, te sientas solo, no encuentres a nadie que té de un abrazo y te sonría, nadie que té de un beso y te diga “te quiero”. Quizá nadie valore tu esfuerzo y tu trabajo, quizá pases inadvertido para los que te rodean, quizá nadie se fije en vos.
Dios te ama. Él tiene especial atención en tu persona. Sos de un gran valor para Él. Tanto, que permitió que Jesucristo muriera por vos en la cruz. Y entre los millones de personas que poblamos la tierra, tiene sus ojos fijos sobre vos para cuidarte y darte protección y amor.
No importa quién seas, dónde vivas o qué hagas, el amor de Dios por tu vida no está condicionado. Dios lo da sin esperar nada a cambio. Dios no te discrimina, no te hace a un lado. Dios no te hace el vacío, Dios te ama. Tiene siempre un lugar para vos bien cerca de su abrazo amoroso.
REFLEXIÓN — Nada nos puede separar del amor de Dios.

Artículos relacionados