29 de abril – Motivos
“…en las casas de Ascalón reposarán al atardecer; porque el Señor su Dios los cuidará y los hará volver de su cautiverio.” Sofonías 2:7 (NVI)
El 29 de abril de 1948 se creó el nuevo Estado de Israel. Después de casi dos mil años, el pueblo judío volvió a tener un Estado. Habían constituido una nación peregrina desde que el General Tito había desvastado Jerusalén en el año 70 de la era cristiana y había diseminado por todo el mundo conocido a este pueblo tan especial. Su territorio abandonado fue rápidamente habitado por nuevos pueblos. Y durante siglos, los judíos se saludaron soñando: “El próximo año en Jerusalén”.
En el final de la segunda guerra mundial, por un acuerdo entre los países vencedores, se decidió darle a Israel una porción de su antiguo territorio. Ese día, hace 61 años, fue el cumplimiento de esta profecía. Parecía imposible que pudiera ser realidad. Muchos adolescentes hoy no entienden por qué hay tantos problemas sociales en el Medio Oriente, ni por qué hay tanta guerra en la franja de Gaza. El origen está en este Tratado. Los pueblos desalojados se sienten agredidos y estafados. Israel siente que no le dieron todo lo que era suyo y la lucha de intereses continúa.
Pero Dios, cuando habló sobre esto, fue muy claro: Israel iba a regresar a su tierra. Lo hizo después de Babilonia y lo hizo antes del final. Hoy ya es habitual hablar del Estado de Israel, y parece una obviedad. Pero es una señal muy contundente del final que se acerca. Dios ha prometido que el final del mundo iba a suceder luego de que Israel fuera un estado. Y eso ya está.
Las promesas de Dios siempre se cumplen. Dios no es hombre para que mienta. Tarde o temprano, lo que Él dice se efectiviza. Dios no se olvida, ni se equivoca. Es constante en llevar a cabo aquello que anunció. Parecía utópico que Israel volviera a ser un Estado en medio de una situación tan crítica como la que se hallaba en Medio Oriente, y sin embargo hoy existe. Parecía imposible que alguien pudiera derrotar a la muerte, y Jesucristo lo hizo. Dios lo había prometido y lo cumplió.
Si Dios lo prometió, lo va a hacer. Pensá en la promesa de Dios que más te gusta, pero que todavía no se cumplió. No dudes de Dios. Él siempre cumple lo que promete. En tu caso también.
REFLEXIÓN – Las promesas se hacen realidad en la órbita de Dios.
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