30 de Abril – Armonía


Mirad, cuán bueno y cuán hermoso es, habitar los hermanos juntos en armonía,. . .  porque allí envía Jehová bendición y vida eterna.” Salmos 133:1 y 3
Armonía
A veces tomamos este texto muy a la ligera porque estamos mirando solamente nuestra iglesia local, donde al estar siempre los mismos hermanos, estamos más dispuestos a ver errores que a reconocer aciertos. Como pasa en la familia, aunque tengamos mucho amor el uno por el otro, por lo general comentamos más los problemas que las cosas lindas que nos pasan.
La noche que terminó el 1° Congreso mundial de las Asambleas de los Hermanos Libres en Buenos Aires, Argentina, se cumplió este texto de Salmos. Había hermanos y hermanas de muchos países, que hablaban distintos idiomas, tenían distintas costumbres y filosofías; sin embargo, la unidad, el amor y la comunión fue el factor común de todo el congreso. Fue hermoso poder compartir con hermanos de Chile, Uruguay, Brasil, Australia, Malasia, Canadá y de otros países, con personas que nunca antes habíamos visto pero con las que nos unía el mismo amor, el mismo Señor, la misma Fe.
Fue una jornada de enorme bendición, donde no faltó nada. Hubo alabanza, adoración, oración y sobre todo Palabra de Dios. Uno mira para atrás y puede comprobar la mano de Dios en cada cosa que pasó, y agradecer Su Generosidad. Estábamos los hermanos juntos y Dios nos bendijo. Había un espíritu de unidad, solidaridad y comprensión que superaban las barreras del idioma. Dios estaba presente y se notaba, porque cada uno de nosotros lo manifestaba. Fue muy emocionante.
Luego cada uno volvió su trabajo diario, y me preguntaba: ¿Qué diferencia hay entre la concentración de anoche y mi iglesia local? ¿No son los mismos redimidos por la sangre de Jesucristo? ¿No son los mismos cristianos con quienes compartiré por siempre un lugar en el cielo? ¿No son los mismos hermanos con los que debo habitar en armonía?
Si son los mismos, ¿por qué nos cuesta tanto mantener el mismo espíritu solidario, de unidad, de amor y de comprensión en nuestra congregación local? Que podamos ser un factor de armonía. La bendición de Dios para tu congregación depende de tu colaboración para la armonía.
REFLEXIÓN – No desentones.

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