4 de Agosto – Querer

«Luego dijo Jesús a sus discípulos: Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme.» Mateo 16:24 (NVI)
Querer
¿De qué tuviste ganas hoy a la mañana cuando te levantaste? Si estás de vacaciones, tal vez ni lo pensaste. Pero si, como yo, tenías que ir a trabajar, seguramente se te cruzó por la cabeza de faltar. Me cuesta mucho levantarme temprano, afeitarme, bañarme, cambiarme y tomar el tren para ir a trabajar. Cuesta mucho esfuerzo levantarse, dan muchas ganas de quedarse en la cama.
Es el eterno problema del ser humano. La lucha de objetivos. Resignar las ganas, por obtener el deseo. Es lindo comerse una pizza, pero nos hará engordar algunos kilos retrasando el deseo de estar delgado para ir a la playa. Debemos luchar con las ganas de comer una rica pizza para obtener el deseo de estar flacos para ir a la pileta. Pero a veces las ganas nos ganan y vamos a la pileta con algunos kilitos de más.
El Señor Jesús conocía perfectamente el corazón de las personas. Y conoce perfectamente tu corazón. Él sabe muy en detalle tus deseos y tus debilidades. Sabe de tu talón de Aquiles y de tus fortalezas. Y sabe que por ser parte de la raza humana somos inconstantes, volátiles e inmaduros en nuestras decisiones.
Por eso habló tan claramente cuando nos avisó que esperaba de un discípulo. Lo primero que nos aclaró es que para ser un discípulo de Él lo más importante es tener el deseo. Hay que querer ser discípulo de Jesús. No es una emoción pasajera, ni la consecuencia de un campamento de verano. No es una decisión de unos días, sino un deseo permanente para toda la vida. Debe ser el deseo que supere las ganas de la comodidad.
Por eso después aclara como proceder con ese deseo de ser un discípulo. Es alguien que tiene la capacidad de decir que no a sus ganas, y negarse a si mismo. Y tiene la fortaleza para tomar la tarea pesada sobre sus hombros y avanzar.
No es un teórico, ni se queda sentado en su escritorio diseñando planes o estrategias. Es quien toma la pala y hace la trinchera. No es el general que se queda en la carpa con el mapa, es el soldado que avanza a la batalla.
REFLEXIÓN – ¿Querés?

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