4 de Septiembre – Conflicto


Porque a ustedes se les ha concedido no sólo creer en Cristo, sino también sufrir por él.” Filipenses 1:29 (NVI)
Conflicto
El conflicto humano es una situación en que dos o más individuos con intereses contrapuestos entran en confrontación o emprenden acciones mutuamente antagonistas, con el objetivo de neutralizar, dañar o eliminar a la parte rival, incluso cuando tal confrontación sea verbal, para lograr así la consecución de los objetivos. Por su condición a menudo extrema o por lo menos confrontacional en relación a objetivos considerados de importancia o incluso urgencia  el conflicto genera problemas, tanto a los directamente envueltos, como a otras personas.
El conflicto es una situación tensa que se genera en cualquier ámbito. Lo cierto es que estamos habituados a vivir en conflicto. Es difícil que pase una semana sin tener un problema, es algo natural en nuestra vida. A cada persona, sus conflictos le pegan de manera distinta.
Hay quienes se ahogan en un vaso de agua, y el menor problema parece una hecatombe universal. Se viven quejando y hasta da risa de las pavadas por las que se quejan. Como por ejemplo el caso del joven que está agotado porque tiene que estudiar para el examen del colegio y falta a las reuniones para repasar.
Otros tienen conflicto por sus malas decisiones, y pocas veces se hacen cargo de ellas. Se quejan de lo mal que les va pero no son conscientes que es su culpa. Como por ejemplo el hombre que se queja porque lo echaron del trabajo porque llega tarde, falta sin justificativos, se toma 2 horas para almorzar y juega al solitario o está en facebook todo el día. Pero hay conflictos que no buscamos y que tenemos que enfrentar. Como una enfermedad, la soledad, la tristeza o la depresión. Hay conflictos grandes y conflictos chiquitos. Pero difícilmente ranquiemos / clasifiquemos un conflicto espiritual como un conflicto. Para los cristianos de Filipo, su conflicto era no poder predicar el Evangelio y se angustiaban pensando en todas las personas a las que todavía no les habían podido predicar.
No se preocupaban por la persecución, por la agresión verbal o física que sufrían, ni por la marginación social que sus vecinos les imponía. Su conflicto era no poder predicar. Hoy es un buen día para hacer una evaluación de tus quejas y conflictos y compararte con los filipenses.
REFLEXIÓN – ¿Cuál es tu conflicto?

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