6 de Mayo – Estable
“Ojalá fueran estables mis caminos para guardar tus estatutos. Entonces no sería yo avergonzado, cuando atendiera a todos tus mandamientos.” Salmos 119:5-6 (RVR)
Siempre el hombre ha sido ciclotímico. Un día es fiel a Dios, y al siguiente, le da la espalda. El mejor ejemplo es el pueblo de Israel. Adoró a Dios en la base del monte cuando Moisés subió a buscar las tablas de la ley, y a los pocos días estaba venerando a un becerro de oro. En el presente, nuestro ánimo varía según las circunstancias. Si estamos de buen humor y todo nos sonríe, nos sentimos a gusto con Dios y le obedecemos, pero si aparece algún inconveniente o algo no sale bien, nos angustiamos y nos alejamos de Él.
Por eso el deseo del salmista era ser estable. Él deseaba que su obediencia y su fidelidad a Dios no dependieran de las circunstancias, sino de una decisión firme y segura. Le habrán dicho a David, como quizá alguna vez nos hayan dicho también a nosotros: “Ahora te mostrás santo y obediente a Dios, pero la semana pasada . . .”
Nuestros actos hablan tan fuerte, que no se escucha lo que dicen nuestras palabras. No nos damos cuenta que el ser ciclotímico perjudica nuestro testimonio. Borramos con el codo lo que escribimos con la mano. Pero Dios desea que nuestra vida sea un fiel reflejo de lo que dicen nuestras palabras, y que nuestro discurso esté originado en los principios bíblicos.
Dios nos llama a ser estables. Aquel que varía entre dos estados de ánimo distintos y opuestos, no puede ser estable. Aquel que ama a Dios, pero también cede ante las presiones del mundo y sus deseos, no puede ser constante. Dios prefiere que seamos como la vela, que mantiene su luz mientras tiene vida, a que seamos como las cañitas voladoras, que son espectaculares durante unos segundos pero después desaparecen.
Tener constancia no es difícil de lograr, porque no es una virtud innata, sino que depende exclusivamente de tu deseo para desarrollarla. Para darle una solución a nuestra inconstancia, hay sólo un remedio, y es obedecer a Dios en cada minuto de la vida. El programa de alcohólicos anónimos tiene una frase significativa para dejar de beber: “Hoy no bebas, mañana no importa que hagas, pero hoy no bebas”.
No importa que hagas mañana, pero hoy luchá para serle fiel a Dios. Sin poner excusas, sin justificarte, sin dobleces, sin falsedades. A Dios no lo podemos engañar.
REFLEXIÓN — Que tu andar sea continuamente estable.
Comentarios de Facebook