7 de Diciembre – Pregunta
“Los que aman a Jehová, aborrecen el mal. Él guarda el alma de sus santos, de las manos de los impíos los libra.” Salmos 97:10 (NVI)
Pregunta
“Amor” es una palabra muy poderosa y amplia. Una de las palabras más usadas en la historia de la humanidad. Muchas cosas se han hecho en el nombre del amor. Cada persona le pone la definición que mejor le parece pero para entender bien el significado de una palabra, deberíamos preguntarle al creador de esa palabra. Tenemos que preguntarle a Dios porque Dios ES amor.
Para Dios el amor es obediencia. Amar a Dios implica aborrecer el mal. Esta es una definición muy absoluta y amplia. Aunque todos la aceptamos, muy pocos pueden realmente vivirla porque la acomodamos según nuestra conveniencia.
Para Dios hay un solo concepto del amor. Si decimos que amamos a Dios, debemos aborrecer todo lo que Dios desaprueba. Nadie discute que el asesinato está mal. Nadie discute que tirar bombas y vender droga está mal. Pero cuando si dejamos de lado los temas tan extremistas y nos metemos en nuestras vidas cotidianas, ya no es tan fácil marcar la línea entre lo correcto y lo incorrecto. Se hace difícil aborrecer lo malo cuando es lo que nos gusta. Es muy difícil amar a Dios y decirle que no a ciertas cosas que nos deleitan.
Para Dios también es pecado la mentira (aunque sea una muy chiquita para zafar), la envidia y los celos, los chismes, las revistas eróticas, las malas conversaciones, los chats calientes, las malas contestaciones, dar portazos en casa, decir malas palabras, juntarnos con malas compañías (aunque sean los chicos con más onda), escuchar o dar malos consejos, olvidarse de orar cada día, dejar la lectura de la Biblia porque está el programa favorito en la TV.
Es fácil decir con la boca que amamos a Dios, pero se hace muy difícil cuando tenemos que dejar de lado estas cosas.
Dios no es ambiguo. Para Dios no hay grises. Él desea que tengas una vida limpia; no solo que no hagas pecado, sino que lo aborrezcas. No es solamente tener una actitud pasiva, sino una actitud activa contra las cosas que Dios no aprueba.
Amar a Dios implica una gran responsabilidad y requiere mucha honestidad y valor para mantener una vida santa.
REFLEXIÓN – ¿Amás a Dios?
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