7 de Noviembre – Monte

«Porque los montes serán quitados y las colinas temblarán, pero mi misericor día no se apartará de ti, y el pacto de mi paz no será quebrantado, dice el Señor, que tiene compasión de ti.» Isaías 54:9
Monte
Cada vez que abrís el diario aparece una nueva noticia que alarma por lo grave y extraño del cambio climático. Ya es normal que haya huracanes y tornados, inundaciones y sequías, fuegos descontrolados, lluvias fuera de época, desprendimiento de glaciares. La naturaleza esta patas para arriba por el efecto destructivo del hombre que ahora se llama calentamiento global. Cada vez estamos peor.
Pero a pesa de los desastres que hizo el hombre contaminando ríos, talando selvas o quemando reservas naturales, todavía no pudo verse que un monte se caiga. Pueden dinamitarlo parcialmente, pero hasta ahora no pudo destruir un monte. Da la sensación de poder y de estabilidad el macizo rocoso. Parece indestructible. No hay manera de hacer temblar a un monte.
Isaías no conocía a las bombas atómicas, y para él era imposible mover semejante masa de piedra. Las montañas para aquel hombre, eran un sinónimo de permanencia. Por eso utiliza esta comparación. Si hubiera alguna posibilidad que algo mueva a una montaña, si pudiera haber algo que hiciera temblar una colina, aun así, nada podrá hacer que la misericor día de Dios se aparte de nosotros.
No importa que cataclismo aparezca, ni que tormenta se desate. No importa cuantas bombas atómicas caigan en el mismo lugar y destrocen la tierra, no importa cuantos montes sean volados por dinamita o nitroglicerina, la misericor día de Dios, jamás se va a apartar de tu lado.
Cuando estamos atravesando un momento difícil, y nos duele el alma por las situaciones injustas que nos tocan vivir, alienta mucho ver la confianza de Isaías. No importa cuan grande sea el problema, ni cuan difícil de solucionar. Nada puede alejarnos de la misericor día de Dios. Aun en los momentos más duros y solitarios, cuando todo es negro y sin futuro, la misericor día de Dios sigue vigente.
Dios te sigue amando a pesar de todo. Aunque tu vida se desmorone y tu monte tiemble de problemas, nada puede apartar el amor de Dios de tu lado. Que tu problema no te impida ver la misericor día de Dios vigente para vos hoy. Aunque no puedas verlo, Dios está.
REFLEXIÓN – El amor de Dios está en tu problema.

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