9 de Octubre – Señor

«Yo, yo soy el Señor, fuera de mí no hay ningún otro salvador.» Isaías 43:11
Señor
En la cultura inglesa, se sigue llamando señor (sir) a los descendientes de la antigua nobleza, o a aquellos que se distinguen por alguna proeza en particular. Es un mote de distinción. Ser nombrado sir por la reina, es un honor muy apreciado por los ingleses. Y algo bastante poco común. Solo se reserva este derecho para algunos escogidos.
Hoy el mote señor en Argentina, se emplea para las personas mayores. Me paso hace poco, que un muchacho me dijo cuando iba a subir a un colectivo: Pase, señor. Me dejó pasar por considerarme una persona mayor.
Pero en la época de Isaías, no se le decía señor a cualquiera. En aquellos días, había una marcada y profunda diferencia social. Estaban los ricos, que eran muy pocos, y los demás, que eran la gran mayoría y que vivían en extrema pobreza.
En esa sociedad tan injusta, el señor tenía amplios poderes y ningún control. Era dueño de hacer lo que quisiera, cuando quisiera y como quisiera. Nadie se le podía oponer.
Esto generaba abusos. Siempre el ser humano se caracterizó por abusarse de sus ventajas en el poder. El jefe se abusa del empleado, el banco del que pide el préstamo, el jefe de la barrita de la esquina del que pasa distraído, el político de los votantes, siempre quien tiene el poder se abusa. Todos excepto Dios.
Es sorprendente pensar que quien tiene el máximo poder posible, es el Ser más respetuoso de las voluntades ajenas. Dios jamás obliga a nadie a hacer lo que no quiere. Es maravilloso pensar que Dios, quien puede hacer lo que desee porque es todopoderoso, limita su poder a la estupidez humana. Dios, por su esencia, no te va a obligar a hacer algo que no deseas hacer. Él respeta tu libre albedrío.
A pesar de eso, sigue siendo El Señor. No hay nadie aparte de Él. No hay otro. Dios sigue siendo Dios. Un Dios eternamente generoso, bondadoso y amante, que perdona y olvida a pesar que reiteramos siempre los mismos pecados. Un Dios que refrena el impulso de llevarnos por el buen camino, cuando testarudos, elegimos algo que va a ser para nuestro mal.
Dios sigue siendo El Señor. El Dueño y Amo de todo y de todos.
REFLEXIÓN – Reconocelo y aceptalo.

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