9 de Septiembre – Apuro

“Trampa es consagrar algo sin pensarlo y más tarde reconsiderar lo prometido.” Proverbios 20:25
Apuro
Es muy fácil irse de boca. Cada vez vemos más gente que tiene la mala costumbre de hablar de mas, y prometer cosas que no puede cumplir. Es terrible ver como hoy rompemos promesas y pactos sin siquiera preocuparnos. Hablamos sin pensar, porque estamos muy apurados. Y Dios llama a esta actitud, trampa. Es tramposo, desleal prometer algo que después no cumplimos.
Lo peor es que llevamos esta mala costumbre a nuestra vida espiritual. Decimos que amamos a Dios, pero estamos lejos de cumplirlo. El día que nos convertimos agradecemos y alabamos a Dios por la generosidad de su amor. El solo pensar que evitamos el infierno y vamos a disfrutar de un lugar en el cielo junto a Él, nos alegra y motiva para cambiar nuestra manera de ser. Prometemos ser cristianos fieles y leales. Pero pasan algunos meses, y el miedo al infierno parece y la bendición de disfrutar de un lugar en el cielo parece algo muy lejano de nuestra realidad cotidiana.
Y acá es donde empezamos a vivir de manera tramposa. Nos olvidamos de lo que le prometimos a Dios, y vivimos como mejor nos parece. Aunque sabemos que estamos haciendo mal las cosas, y que ofendemos a Dios, no nos importa. Cambiamos las reglas de vida, según la conveniencia. Y lo que es peor, no nos importa fallarle a Dios.
En el colegio, decimos malas palabras, miramos revistas pornográficas y mentimos con descaro. En el trabajo, robamos tiempo llegando tarde, nos abusamos de cuando el jefe no esta, y perdemos tiempo. En casa insultamos a nuestros hermanos o familiares porque nos enojamos, y nadie puede decir nada, damos portazos y rompemos platos porque alguien nos saca de nuestras casillas.
Y esta mal. Es tiempo de volver a pensar la vida como la ve Dios. Nos olvidamos que hicimos un pacto con Dios y no podemos ser tramposos con El. Porque Dios merece que vivamos nuestra vida cristiana de la manera más fiel y digna.
No pierdas más tiempo viviendo según tus deseos e impulsos. Volvé a tener la Biblia como manual de instrucciones. Volvé a tener una relación intima y personal con Dios. Volvé a decir que no a las cosas que Dios no aprueba. Volvé a ser un cristiano fiel.
REFLEXIÓN – Deja de ser tramposo, volvé a ser fiel.

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