12 de Diciembre – Flauta

«…no quebrara la caña cascada ni apagara el pabilo que humeare.» Isaías 42:3
Flauta
Un hombre escuchó ruidos en el jardín de su casa. Era un día de lluvia y niebla. Hacía mucho frío. Cuando se asomó por la ventana vio a un perro pastor alemán tiritando de frío. Estaba empapado y sucio. El hombre salió de su casa para tratar de ayudarlo, pero el perro se escapó. Comentando esto con sus vecinos, descubrió que muchos habían intentado hacer lo mismo y el perro había reaccionado igual.
Dieron aviso a la sociedad protectora de animales del lugar quien encontró al perro y lo llevó a una perrera para que lo curaran y cuidaran. Allí se enteraron de su historia. Su dueño lo había maltratado salvajemente durante años. Por eso el perro era tan era arisco y desconfiado. Había sufrido tanto que evitaba a las personas por miedo a que lo siguieran dañando.
Hoy hay muchos cristianos tiritando de frío espiritual, escondiéndose de los que le quieren hace buen. Están heridos en su espíritu, lastimados en su alma y golpeados verbalmente de alguna manera por otros creyentes. Se sienten inútiles delante de Dios y temen ser sinceros manifestando lo que sienten por temor al rechazo y a la agresión. Se ven condenados y juzgados por los demás y se vuelven ariscos, silenciosos, miedosos y solitarios.
El problema es que nos olvidamos de tener el carácter de Jesucristo. La caña de la que habla Isaías crecía en las orillas de los ríos de Palestina. La usaban los chicos para hacer flautas. Pero era muy endeble. Debía usarse con mucho cuidado, porque se magullaba fácilmente. Y una flauta magullada no sonaba bien. Así que los chicos la quebraban y la tiraban al río.
Hoy hacemos lo mismo con los que se equivocan. Los desechamos por inútiles, por no cumplir las normas de convivencia, por no adaptarse al sistema. Generamos cada vez más pastores alemanes, quebrando cañas cascadas. Y nos olvidamos del carácter de Cristo. Él jamás quiebra la caña cascada, jamás castiga sin misericordia.
Tal vez hoy estés golpeado como el pastor alemán, por los hermanos sin misericordia, por el sistema sin alma, por la culpa de tus errores. Hoy Jesucristo vuelve a decirte, que Él te ama y desea cuidarte. Cristo vuelve a tocarte para que tu caña cascada sean una nueva flauta de alabanza de Su Gloria.
REFLEXIÓN – Cristo toca y sana, para que seas música del Cielo.

Artículos relacionados