14 de Octubre – Recordá


“Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos.” Salmos 77:12 (NVI)
Recordá
El salmista estaba triste, la alegría se le había ido. Miraba a su alrededor y no había motivos para estar bien, todo le salía mal. Se sentía solo y abandonado, estaba sin esperanza.
Este cuadro tan antiguo es muy común también hoy. La situación del país no es buena, falta trabajo, seguridad y estabilidad; no se puede creer en ningún político y nadie puede dar esperanza.
Los amigos fallan, los proyectos fracasan, los caminos se cierran, todo está negro. Estamos igual que el salmista.
Puede ser que tu día sea muy malo, pero la reflexión del siervo de Dios nos da una salida a esta realidad.
En lugar de estar mirando nuestro problema y pensar que somos el ombligo del mundo, nos invita a levantar la cabeza y mirar al cielo. Nos invita a meditar en todas las obras de Dios, nos invita a hablar de sus obras.
Pocas veces tenemos tiempo para meditar en las obras de Dios. Asumimos que todo lo que tenemos y nos pasa es normal. Tomar un colectivo y llegar a casa es normal, levantarse a la mañana y peinarse es normal. Tener una familia es normal.  Poder hablar es normal. Elegir la comida que vamos a comer es normal.
Pero no es normal. Son pequeños milagros que Dios obra todos los días en tu vida porque te ama. Son signos del especial cuidado que tiene Dios por tu vida.
¿Cuántas veces le diste gracias a Dios por poder leer? Estamos tan preocupados por los problemas que tenemos que no podemos ver la cantidad de regalos que Dios nos da a diario. Aunque muchos otros tengan lo mismo, Dios da personal y privadamente a cada uno. Pero no alcanza con meditar, tenemos que hablar y contarles a los demás las cosas que tenemos. La queja es lo que más se escucha hoy, parece que nadie tiene otro tema para hablar.
Por eso el cristiano está llamado a ser distinto, aun en el hablar. Para superar la tristeza, el salmista se propuso hablar de las cosas buenas que tenía. Cuanto más hables de lo bueno que tenés, tanto más vas a limpiar tu cerebro de tantas malas noticias. Para superar la tristeza es necesario actuar.
REFLEXIÓN – Recordar a Dios tranquiliza.

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