16 de septiembre – Pisá

“Jehová. Dios de Israel, no hay Dios semejante a Tí en los cielos ni en la tierra, que guarda el pacto y tiene misericordia con tus siervos, que caminan delante de Tí con todo su corazón.” 2 Crónicas 6:14 (RVR)
La grandeza de Salomón puede verse en la oración con la que dedicó el templo. Era un hombre que lo tenía todo, pero al momento de ser honesto, dijo lo que debía decir.
En primer lugar, le dio toda la gloria a Dios. Supo reconocer Su grandeza y exclusividad. Aunque los hombres inventen otras religiones, u otros dioses, no hay nada ni nadie que pueda compararse con Dios.
Confesó también la fidelidad de Dios. Dios es leal. Mantiene Su palabra y Sus promesas. Dios no cambia según la conveniencia. No es más bueno o más severo, según la ocasión. Dios es siempre fiel porque Él no puede traicionarse a sí mismo. No puede dejar de ser fiel, porque es Dios. Salomón sabía esto, y lo reconocía.
Pero también, el hombre más sabio, entendió que la misericordia de Dios, está condicionada. Supo que para recibir la bendición de Dios tenía necesariamente que caminar cerca de Él, con un corazón dispuesto a obedecer sus mandamientos.
Dios no tiene nietos para malcriar. Él tiene hijos. Y el mandamiento para sus hijos es la obediencia. Un Dios tan grande y terrible, que es tan fiel, no puede soportar que lo desechemos y no le demos el primer lugar en la vida.
La antigua oración de Salomón sigue estando ahora tan vigente como hace miles de años. Y puede ser un muy buen modelo para imitar. Reconocer la grandeza de Dios y su fidelidad es un recordatorio de lo que Dios es, y una ayuda en el momento de adorar. Pero a la vez, es un llamado de atención sobre nuestra conducta.
Para poder disfrutar de las bendiciones de Dios, es necesario caminar con Él y hacerlo con todo el corazón. Quizá tu paso hoy no sea tan derecho, quizá estés a los tropezones y por eso no podés disfrutar de las bendiciones de Dios. Es hora de volver a la oración, y de reconocer los atributos de Dios como lo hizo Salomón. Y luego, hacernos un auto análisis para mejorar.
Una mirada interior sincera, puede ser el primer paso para caminar cerca de Dios.
REFLEXIÓN — Pisá fuerte, caminá cerca de Dios.

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