24 de Abril – Rey


Entonces dijo a los judíos: Aquí tenéis a vuestro Rey.” Juan 19:14 (NVI)
Rey
La historia de la crucifixión de Cristo genera sentimientos encontrados. Por un lado, no da una enorme alegría porque por ella Dios nos perdona y nos limpia de todo pecado; pero por otro lado, no da una profunda tristeza cuando pensamos en los sufrimientos del Salvador.
La historia recuerda a Pilato como un hombre dominado por el clamor popular, haciendo la peor decisión del mundo. Intentó reiteradas veces liberar a Jesucristo de la Cruz. Primero aludiendo que la infracción era a una ley judía, luego quiere liberarlo porque era costumbre de la época y después apela a la compasión popular.
Era costumbre romana que a los que iban a crucificar, se los castigaba con latigazos. El látigo romano tenía 3 cueros largos y en la punta de cada uno, pedazos de metal afilados que literalmente desgarraban hasta el hueso la piel del reo. Algunos morían bajo el látigo romano sin llegar a la cruz, otros enloquecían, muy pocos sobrevivía al suplicio.
Cristo lo hizo. Ya había soportado la burla y las escupidas de los soldados y le habían colocado una corona de espinas en su cabeza de madera muy dura con espinas de 5 cm. Con cada golpe de vara que le daban, le incrustaba más la espina en la cabeza. Y finalmente, el látigo.
Cuando terminó el soldado de abrir la espalda de Jesús ya no parecía una persona, estaba totalmente ensangrentado y mortalmente dolorido. Aún así, cuando Pilato lo presenta al pueblo, Cristo estaba de pie. Y detrás de las palabras irónicas del gobernador, se alzaba la eterna realidad: Jesucristo es el Rey de los Reyes, es el Señor de los Señores, es el Amo de los Amos, es Dios.
La cruz no hizo más que ratificar su majestad, y aun debajo de esa masa lastimada de carne, surgía gloriosa la autoridad del Rey. Hemos creído en el magnífico Rey de los Cielos, en el Salvador Todopoderoso. Que no te engañe la imagen que algunos ofrecen de Cristo. Él es el Vencedor, el que triunfó sobre la muerte matándola. Soportó los peores castigos solo por amor. Y a pesar de tener el poder de modificar las cosas para no sufrir, hizo silencio y sufrió cada castigo por mí.
REFLEXIÓN – La mayor grandeza del Rey es que se preocupa por mí.

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