24 de marzo – Memoria

«No se ponen a pensar que yo tomo en cuenta todas sus maldades. Sus malas acciones los tienen cercados, y las tengo muy presentes.» Oseas 7:2 (NVI)

Hoy se conmemora en Argentina el día de la Memoria, el 36 aniversario de la toma del poder por parte de la dictadura militar que derrocara al gobierno constitucional de Isabel Perón en 1976. Fue una época oscura para el país, de mucho dolor, tristeza, muerte y tortura. Un tiempo que dejó heridas sin cerrar y que en el presente es necesario recordar para aprender de nuestros errores. En la actualidad, los jóvenes, en su mayoría, saben poco y nada de aquellos días que se vivían con miedo. Nacieron en democracia y vivieron toda su vida en democracia. No conocen otra realidad que la que han experimentado, y es necesario que sepan e investiguen la historia de esa época difícil, ocurrida entre 1976 y 1983, para que no permitan jamás que se pierda la democracia.
De aquellos años de hierro, algunos se quieren olvidar y otros se quieren acordar. Pero hay algo que es imposible hacer “no se puede borrar el pasado”. Lo hecho, hecho está, eso condiciona el futuro. Hoy, 30 años después, se siguen abriendo causas contra los derechos humanos para aquellos que quebraron las leyes siendo los responsables de las leyes.
Las razones de por qué se sigue con este proceso son variadas. Algunos lo hacen por justicia, otros por venganza, otros por reconocimiento. Pero no se olvidan. Fueron hechos demasiado graves como para ser olvidados.
El pecado tiene ese efecto. Es extremadamente grave y Dios no se olvida. Él tiene memoria de todos y cada uno de tus malos actos. Los tiene bien presentes. Por eso te tienen cercado. No te podés escapar de la consecuencia de ellos. El pecado siempre te alcanza.
Para aquellos que no disfrutan del perdón de Dios, esto es una condena imposible de llevar. No hay manera de evitar el castigo y el juicio. Dios no cambia su veredicto, ni minimiza su justicia a pedido del acusado. No hay arreglos posibles. ¡¡Gracias a Dios por Jesucristo, nuestro abogado perfecto, que nos libra de la condenación de nuestros errores!!
Cristo es el único que pudo lograr que Dios olvidara nuestros pecados y los sepultara en el fondo del mar. Es el único que pudo hacer que el creador de la memoria, no tuviera más en cuenta nuestras faltas. El poder de su sangre preciosa, que limpia hasta el pecado más sucio, tiene esa gracia. El poder de inhibir la Memoria de Dios.
REFLEXIÓN – Disfrutá del perdón de Dios.

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