24 de Mayo – Aprender

“Aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia.” Hebreos 5:8 (RVR)
Hay situaciones difíciles de comprender. A nadie le gusta aprender por las malas. Es cierto que las dificultades nos enseñan más que la mejor maestra, y que en tiempos de bonanza nos preocupa menos aprender. Cuando estamos con un problema serio oramos incansablemente por su solución. Pero cuando todo marcha bien, apenas sí lo hacemos. No hace falta, estamos bien.
Pero aunque sabemos esta regla de memoria, hay situaciones que no podemos comprender, como ésta que se relata el el libro de Hebreos. Dice que Jesucristo tuvo que padecer y sufrir en la cruz para aprender obediencia. Él era, es y será siempre perfecto. Ningún error o desliz hubo en su vida. Jamás algo de que retractarse porque siempre hizo todo con gran excelencia. ¿Le hacía falta a Jesús aprender como ser obediente?
Obviamente que no. Jesucristo podría dar cátedra de obediencia puesto que es la perfección absoluta. Pero a pesar de Su perfección, Dios permitió que Él padeciera lo que sufrió para aprender. Y lo que aprendió fue el costo de obedecer. En la perfección del Cielo no había inconvenientes para obedecer. Era una condición normal y habitual, no había contras ni consecuencias negativas por hacer lo correcto.
Pero la realidad de la tierra es bien distinta. Este mundo está dominado por el diablo y sus huestes, y su único objetivo en la vida es desobedecer a Dios y tratar de influir para que los hijos de Dios hagan lo mismo. Por eso es tan difícil obedecer a Dios. Las presiones son muchas para no hacerlo, el contexto aprieta, la carne seduce, lo prohibido llama.
Y en medio de tanto caos, Jesucristo se puso en nuestro lugar, y con un cuerpo ciento por ciento humano soportó las consecuencias de ser obediente a Dios. Teniendo poder para modificar las circunstancias que lo lastimaban, Cristo aprendió con el sufrimiento la obediencia, a aceptar lo que Dios quiere, aún a costa de su muerte y tortura.
Por eso hoy Jesús puede entenderte. No es un Dios que está lejos. Él padeció lo que vos estás sufriendo ahora. Jesucristo sabe lo que duele y lo que cuesta. No es una teoría para Él, es un asunto extremadamente práctico. Y como te entiende, también puede ayudarte. No estás solo sufriendo por Dios. El ser más poderoso del universo sabe lo que estás padeciendo, y está a tu lado para ayudarte.
Él estuvo solo, pero jamás te va a abandonar.
REFLEXIÓN – Jesucristo te entiende.

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