26 de Diciembre – Asombro

“Y los pastores se volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho.” Lucas 2:20
Asombro
Estos simples hombres, acostumbrados a la tranquilidad de la noche y al cuidado de las ovejas, se habían sorprendido por algo extremadamente inusual y maravilloso. ¡Se les había aparecido un ángel para avisarles que estaba naciendo el Mesías! ¿Cómo supieron que era un ángel? ¿Por qué tendrían que creerle? A pesar de sus dudas, fueron hasta Belén y encontraron al niño.
Se parecía a todos los demás niños que habían visto durante toda su vida, no había ni guardias custodiando la puerta, ni un palacio magnífico, ni orquestas de ángeles. Solo un pesebre sucio, olor a animales y un niño junto a su madre.
Sin embargo ellos vieron más que eso. Vieron el cumplimiento de la profecía, la fidelidad de Dios al proveerles del Redentor, el amor de Dios al permitir que Cristo naciera para salvarnos. Vieron mucho más que un pesebre y una noche de ángeles. Ellos se deslumbraron viendo al Salvador. Tan emocionado estaban que al día siguiente, fue su único tema de conversación.
Habían dejado su trabajo, habían estado toda la noche sin dormir, no habían comido, habían caminado un largo trayecto, pero en lugar de quejas, dolores o comentarios negativos, estos hombres simples y sin cultura se la pasaron glorificando a Dios por lo que habían podido experimentar. Más allá de la emoción de ver un ángel, ellos estaban fascinados porque habían visto a Jesucristo, el Salvador. Y hablaron durante horas del motivo de su asombro: Cristo.
¿De qué estuviste hablando hoy? Tal vez de lo mucho que comiste en los últimos dos días, o de los parientes que fuiste a visitar, o de los amigos con los que saliste, de los regalos que recibiste, de quien faltó a la cena navideña o del tío que se pasó de copas.
Un día después de la Navidad, los pastores alababan a Dios por haber visto a Jesucristo. Un día después de la Navidad, nosotros hablamos de la comida que comimos. Algo no está funcionando. Algo está fallando, para que hoy, en el siglo de las comunicaciones, no podamos glorificar a Dios y alabarlo al recordar el nacimiento de Cristo Jesús.
Hoy es tiempo de cambiar. Si Jesucristo te sorprende y te maravilla, que puedas alabar y glorificar a Dios.
REFLEXIÓN – Si hay asombro, tiene que haber alabanza.

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