Si Estás Dudando de Tu Servicio a Dios: Encuentra Fortaleza en Su Palabra
Una vez, los israelitas, en su rebeldía, le pidieron al profeta Samuel un rey para que los gobernara. No querían ser menos que las demás naciones. Dios accedió a esta petición, pero los israelitas luego reconocieron que se habían alejado de Dios, y le solicitaron a Samuel que interceda por ellos ante Dios.
Samuel les contestó lo siguiente, y es algo que se aplica a tu vida, no importa tu condición, pues también eres hijo de Dios y heredero de Sus promesas:
“No tengan miedo. Aunque han hecho mal, no dejen de obedecer y amar a Dios; al contrario, sírvanle de buena gana y no adoren a esos ídolos huecos y vacíos que no pueden hacerles bien ni ayudarlos. Dios no los rechazará a ustedes, pues quedaría mal ante los otros pueblos. Además, él quiso que ustedes fueran suyos. Ustedes saben bien todo lo bueno que Dios ha hecho por ustedes. Por eso, obedézcanlo y sírvanle siempre de buena gana.” 1 Samuel 12: 20-22,24 (TLA)
Hoy Dios te dice:
“Pues yo sé los planes que tengo para ustedes—dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza. En esos días, cuando oren, los escucharé. Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme.” Jeremías 29:11-13 (NTV)
Así que, en lugar de dejarte llevar por el miedo y la incertidumbre, decide confiar en los planes que Dios tiene para ti. Reconoce que Él tiene un propósito para tu vida, planes de bienestar y no de calamidad.
Hoy recuerda estas promesas de Su Palabra:
“Torre fuerte es el nombre del SEÑOR; a él correrá el justo, y será levantado.” Proverbios 18.10
“Como nos dicen las Escrituras: «Todo el que confíe en él jamás será avergonzado” Romanos 10.11 (NTV)
“Los que conocen tu nombre confían en ti, porque tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan.” Salmos 9:10 (NTV)
Por eso, recuerda estas palabras de ánimo que leemos en Su Palabra. No permitas que el desánimo te paralice ni te aleje de tu compromiso con Dios. En su lugar, mantengamos nuestra confianza en Él, obedeciéndole y sirviéndole, sabiendo que Él no nos abandona y se dejará encontrar cuando lo busquemos de todo corazón.
“Con paciencia esperé que el Señor me ayudara,
y él se fijó en mí y oyó mi clamor.
Me sacó del foso de desesperación,
del lodo y del fango.
Puso mis pies sobre suelo firme
y a medida que yo caminaba, me estabilizó.
Me dio un canto nuevo para entonar,
un himno de alabanza a nuestro Dios.
Muchos verán lo que él hizo y quedarán asombrados;
pondrán su confianza en el Señor.” Salmos 40:1-3 (NTV)
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