14 de Enero – Estaca
“Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.” Salmo 34:1 (RV 60)
Estaca
Durante el peregrinaje del pueblo de Israel en el desierto, Dios les dio muchas normas y leyes. Algunas eran de tipo religioso, otras de tipo social y otras de orden práctico. Manejar las relaciones humanas en un grupo de 2 millones de personas no fue una tarea sencilla para Moisés. Por eso era tan importante el hecho de especificar las normas de convivencia y de orden social. Entre las muchas leyes que figuran en Levítico, Dios detalla la ley de la Estaca.
Ley por la cual, cada israelita estaba obligado a tener siempre a mano una estaca. Y frente a la necesidad fisiológica de evacuar sus eses, debían hacer un pozo en el piso, y luego tapar el poso con el residuo para que la zona quede nuevamente limpia. Parece una regla fuera de lugar. Pero si pensamos que 2 millones de personas hacían diariamente sus necesidades, el campamento israelita sería una cloaca de mal olor, moscas y pestes.
Era imposible no producir inmundicias, la norma preveía ese problema y lo solucionaba. Obligaba a cada uno a tapar la suciedad, para evitar consecuencias desagradables. Era un asunto privado y cada uno era responsable de cubrir de la mejor manera este problema. Lo notable era que si alguno no cumplía la norma, se notaba enseguida.
David toma este ejemplo de la historia de sus antepasados y hace esta preciosa analogía. El pecado tiene el mismo efecto que el estiércol. Da mal olor, provoca pestes y es inmundo. No te dan ganas de entrar en un baño sucio y con mal olor. Es desagradable. El pecado tiene la misma consecuencia. Tal vez te acostumbraste y no te das cuenta. Pero para Dios, genera esa sensación. Teniendo en cuenta esto, David nos afirma que algunas personas pueden ser realmente felices.
Son aquellas cuya inmundicia fue cubierta. Jesucristo puede hacer esto con tu pecado. Él tiene el poder y la autoridad para perdonar cada una de tus transgresiones y cubrir lo desagradable de tus pecados. Incluso, los esconde en el fondo del mar para nunca más tener memoria de ellos. La cobertura que Dios ofrece es impecable. El perdón que Dios ofrece es perfecto. La bendición que Dios ofrece es permanente.
Que tu vida no apeste de pecado. Podés cubrirlo.
REFLEXIÓN – Jesús es la Estaca de Dios.
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