16 de Diciembre – Acortar


“El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo, que tenía que salir al día siguiente, les enseñaba y alargó el discurso hasta la medianoche.” Hechos 20:7 (RVR)
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El siglo XXI es un siglo muy apurado. Salimos con el tiempo justo para llegar al trabajo o al colegio y lamentablemente, llevamos ese mismo concepto a la iglesia. Nos acostumbramos a tener reuniones de 60 minutos: 20 minutos de alabanza y oración, 10 minutos de anuncios, 25 minutos de mensaje, y 5 minutos de cierre.
Si en alguna reunión alguien se excede más de la cuenta, algunos se levantan molestos y el comentario al terminar el culto es “Que larga que fue hoy la reunión”.
Los hermanos del primer siglo no eran así. Quizá porque no tenían relojes… Cuenta Lucas que se juntaron a partir el pan (ya era de noche porque se trabajaba de sol a sol) y Pablo era el orador, y habló hasta la medianoche.
En ese momento se cae Eutico por la ventana del tercer piso porque se quedó dormido, y se muere. Entonces Pablo lo resucita, y todos se quedan muy gozosos hasta que termina la reunión al amanecer del día siguiente.
Fueron sin dormir a trabajar el lunes, pero felices de haber disfrutado de la reunión. Ninguno se quejó de lo largo que fue, tampoco Eutico.
Es notable que los que se quejan hoy porque el culto dura 10 minutos más de lo establecido, son los mismos que cuando van al cine pueden ver una película de 2 horas.
Quizá la molestia por el exceso en los minutos de reunión, no se deba al mensaje, o a los anuncios, o al orador, sino al corazón de cada uno. Quizá nos falta más comunión con Dios, nos falta más oración, nos falta enamorarnos de nuestro Dios para poder disfrutar más de su presencia sin controlar tanto el horario.
Antes de quejarte la próxima vez que la reunión sea un poco más larga o que el mensaje no sea tan atrapante, revisá cómo está tu relación personal con Dios, cuánto tiempo le dedicás en la semana a alabar, a orar y a leer la Biblia. Quizá descubras por qué la hora de la reunión se te hace tan larga y la del cine tan corta.
REFLEXIÓN – El placer acorta el tiempo, el aburrimiento lo alarga.

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