18 de septiembre – Año
“En Egipto el SEÑOR habló con Moisés y Aarón. Les dijo: Este mes será para ustedes el más importante, pues será el primer mes del año.” Éxodo 12:1-2 (NVI)
Shana Tova u Metuka, que significa: Feliz y dulce año nuevo
Rosh Hashaná (en hebreo: transliterado ro’sh ha-shānāh, “cabeza del año”) es el Año Nuevo espiritual judío y se celebra el primero y el segundo día de Tishrei (mes en el calendario hebreo).
Para el inicio del año hebreo hay dos criterios: según la Biblia, el mes de Nisán (por marzo-abril) será el primero de los meses del año (Shemot Éxodo 12.2). Pero posteriormente la tradición judía ha establecido el comienzo del año en el mes hebreo de Tishrei (por septiembre-octubre), cuando se festeja el Año Nuevo Judío o Rosh Hashaná, por considerárselo el mes en que Dios creó el mundo. Es a partir de esta celebración que se cuentan los años. En este día, según la tradición, fue creado el primer hombre: Adán.
La celebración comienza al anochecer de la víspera. El shofar es tocado durante la plegaria matutina. El sonido de este cuerno, mayormente de carnero, llama a los judíos a la meditación, el autoexamen y al arrepentimiento. Es el primero de los días de arrepentimiento e introspección, de balance de las acciones realizadas, de plegarias y de sensibilidad especial. (Aseret Yemei Teshuva) que finalizan con el Yom Kippur (Día del Perdón).
El año nuevo 5774 inició en la tarde de ayer y se celebra hasta la tarde de hoy. Marca que supuestamente ya pasaron 5774 años desde que Adán fue creado. Y a diferencia del resto de la humanidad, al no reconocer el nacimiento del Mesías, no conciben el calendario como antes y después de Cristo.
Puede ser el calendario más largo, pero carece de sentido, ya que dejaron afuera al creador del tiempo. El deseo judío clásico para el nuevo año es que sea feliz y dulce. Pero es imposible alcanzar ambos objetivos lejos de Jesús. Él es tu felicidad y tu dulzura. No importa la religión que profeses, Jesucristo es quien cambió la historia, quien puso a casi toda la humanidad en su año cero.
Que tengas un año realmente feliz y dulce. Hacelo parte a Jesucristo de cada día de este nuevo año, y garantizate ambos deseos.
REFLEXIÓN – No hay felicidad dulce sin Jesús.
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