5 de Abril – Re feliz
“Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ellas escritas, porque el tiempo está cerca.” Apocalipsis 1:3 (NVI)
Re feliz
Juan describió hace casi 2000 años la manera de ser feliz. Ser bienaventurado es ser 3 veces feliz. Es ser muy feliz, es ser REfeliz. Y lo extraño es que los cristianos conocemos esta verdad y a veces no le damos importancia. Para ser feliz hay que leer, oír y guardar la Palabra de Dios.
Esta frase de 17 palabras encierra una enorme verdad. En este siglo XXI todos los valores están cambiados. Hay que robar, ser infiel está de moda, el virgen es un tonto, la mentira es la mejor opción, el orgulloso y soberbio siempre tiene éxito, el mejor estudiante es el que se copia y pasa de año, la homosexualidad está bien, ser ama de casa es la peor ocupación, Dios no existe y el diablo tampoco.
Esta gran verdad que decía Juan hace 2000 años parece estar pasada de moda. Parece que el hacer lo que uno quiere, lo que uno siente o lo que uno desea es la única regla válida en estos días. No importa lo que esté bien o esté mal. Solo importa lo que seduce y da placer.
Pero lo único que logran con esto es vivir peor. Hoy las personas no son más felices que antes aunque sean menos acartonados que antes. Hoy la tasa de suicidio aumenta, la delincuencia y el abuso de drogas aumenta, y no hay mayor felicidad.
Porque no hay vida feliz si estamos lejos de los principios de Dios. Y a veces los cristianos nos vemos tentados a copiar conductas y modos de las personas que nos rodean porque aparentemente “son más divertidos”.
Dios no es ambiguo. La vida feliz que Él ofrece no tiene garantizada un buen sueldo ni salud permanente. La vida feliz que Dios ofrece para los que son obedientes y respetan sus principios, es una vida donde hay paz, armonía, seguridad, tranquilidad, amor y que puede ser contagiada a otros.
La felicidad no se mide por la cantidad de cosas que puedo comprar porque no depende de las cosas que tengo. Esa es una mentira de este siglo. La verdadera felicidad radica en tener paz con Dios sin que nadie te la pueda sacar. Y esto lo aprendemos de guardar los mandamientos de Dios. Sin obediencia no hay felicidad.
REFLEXIÓN – Felicidad no es tener lo que uno quiere, sino querer lo que uno tiene.
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