2 de junio – Vaciate

“Ante él expongo mis quejas; ante él expreso mis angustias.” Salmo 142:2 (NVI)
Muy a menudo, las personas dicen, “No tengo con quién hablar, nadie con el que pueda compartir mis penas. Nadie tiene tiempo de escuchar mi llanto. Necesito a alguien con quien pueda descargar mi corazón.”
El rey David estaba rodeado de gente. Estaba casado, con una familia grande, y tenía muchos acompañantes a su lado. Pero, también escuchamos el mismo clamor de David: “¿A quién iré?“ Está en nuestra naturaleza necesitar a otro ser humano con rostro, ojos y oídos para escucharnos y aconsejarnos.
Cuando Job se sintió abatido por sus pruebas, él clamó con dolor: “¡Quién me diera ser escuchado!” (Job 31:35). Él pronunció este clamor mientras estaba sentado frente a sus “amigos.” Pero esos amigos no tenían compasión por los problemas de Job. En lugar de eso, eran mensajeros de desesperación.
En su dolor, Job buscó sólo al Señor: “En los cielos está mi testigo y mi testimonio en las alturas. Disputadores son mis amigos, mas ante Dios derramaré mis lágrimas.”. En los Salmos, David urge al pueblo de Dios a hacer lo mismo: “Pueblos, ¡esperad en Él en todo tiempo! ¡Derramad delante de Él vuestro corazón! ¡Dios es nuestro refugio!”
David escribió en el Salmo 142: “Con mi voz clamaré a Jehová; con mi voz pediré a Jehová misericordia. Delante de Él expondré mi queja; delante de Él manifestaré mi angustia. Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conocías mi senda. En el camino que andaba, me escondieron lazo. Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien quiera conocer. ¡No tengo refugio ni hay quien cuide de mi vida! Clamé a ti Jehová; dije: ¡Tú eres mi esperanza y mi porción en la tierra de los vivientes!”
Este mensaje es una invitación del Espíritu Santo para encontrar un lugar privado en donde puedas frecuentemente vaciar tu alma al Señor. David “expuso (vació) su queja” y vos podés hacerlo también. Podés hablar con Jesús sobre todas las cosas – tus problemas, tu prueba presente, tus finanzas, tu salud – y decirle qué tan abatido y desanimado estás. Él te escuchará con amor y compasión, y no desechará tu llanto.
Dios le contestó a David. Él le contestó a Job. Y por siglos Él ha contestado el clamor de cualquier corazón que confía en sus promesas. De igual manera, prometió escucharte y guiarte. Él ha prometido con juramento ser tu fortaleza. Andá a Dios, y saldrás renovado.
REFLEXIÓN – Vaciate.

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