26 de noviembre – Gloria
“Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.” Juan 15:8 (NVI)
Alcanzar la gloria para un deportista es lograr la corona. Hoy en el tenis ya no alcanza con ganarle a Roger Federer, quien era el indiscutido número uno. Ahora los tenistas buscan ganar el Grand Slam. Hoy los pintores y artistas ya no buscan hacer una obra de excelencia y belleza; esperan poder venderla en millones de dólares. Los conceptos de la gloria cambian y la manera de alcanzarlos también.
Pero nuestras metas de gloria son mucho más limitadas. Ni vos ni yo vamos a correr jamás 100 metros llanos en menos de 10 segundos. Ni seremos un cantante famoso que pueda llenar estadios con sus conciertos. Aquellos que lo lograron, un día lo soñaron y cuando parecía imposible, se sacrificaron para lograrlo.
Usain Bolt no corre así de rápido porque un día se despertó y era el hombre más veloz de la tierra. Entrenó, sudó y trabajó mucho para lograrlo. Un día soñó ser el hombre más rápido y durante años se esforzó sin llegar a serlo. Lo ves hoy en la gloria del éxito, pero no viste sus duros años de sacrificio.
¿Cuál es tu meta? ¿Cuál es tu sueño? Hace muchos años Walt Disney dijo: “si puedes soñarlo, puedes lograrlo”. No importa que edad tengas, o tu situación particular. Pero si nunca lo soñaste, jamás vas a lograrlo. Muchos viven sin sueños, y jamás despegan.
Dios te plantea un desafío superior. En este mundo mediocre y materialista, te desafía a que puedas darle gloria a Dios con tu vida. La consigna es llevar mucho fruto. Podés convertirte en el cristiano que más gloria le rinda a Dios. Así vivía el apóstol Pablo. Así espera Dios que vos vivas.
Dándole gloria a Dios con tus palabras, con tu conducta, con tus gestos, con tus pensamientos, con tu predicación. Es cierto que ser del montón te pone en una situación mucho más cómoda. Evitás el sacrificio, el trabajo duro y cotidiano, las renuncias, la frustración, los fracasos y las derrotas. Pero te perdés la posibilidad única de entrar en la gloria.
Podés seguir siendo del montón. Dios te desafía a que seas distinto, que seas uno de la elite. Esforzate para marcar la diferencia. Dios te pide que des mucho fruto. ¿Cuánto conseguiste hoy?
REFLEXIÓN – Viví con gloria, dale gloria a Dios.
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