30 de Julio – Piratas
“Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.” 1 Pedro 5:8 (RVR)
Piratas
De chico me gustaban los libros de piratas. Mi papá me compró el libro “Sandokan” cuando tenía doce años y a partir de allí comencé a leer muchos libros de historias de piratas. La caballerosidad e hidalguía de aquellos marinos dista mucho de la realidad cotidiana de lo que eran en realidad los piratas. En mis años de adolescente, los buenos eran buenos y los malos eran malos. Había menos grises y todo estaba más definido.
Con los años aprendí que en realidad, los piratas eran ladrones, mentirosos, corruptos, asesinos y vándalos que por un botín hacían lo que fuera necesario. Eran personas sin escrúpulos que buscaban siempre un beneficio personal. Pero hay algo que es necesario rescatar. Los piratas atacaban barcos que llevaban tesoros.
No malgastaban su tiempo, ni su esfuerzo en lo que no fuera redituable. Tenían especial cuidado al momento de elegir a sus víctimas para sacar el mayor provecho posible y dañar lo más posible. El diablo también actúa así. Nuestro adversario tiene el mismo egoísmo y malicia que aquellos hombres. Busca el mal de los hijos de Dios. Su objetivo diario es hacer que pequemos y que nos alejemos de la comunión de Dios. Nos estudia, nos espera, nos tienta y nos seduce para alejarnos de Dios.
Y al igual que los piratas, el diablo ataca donde ve un botín suculento. No va a perder tiempo en hacer pecar a aquellos cristianos apartados, tibios o que viven una doble vida espiritual (intentando demostrar algo el fin de semana y siendo otra cosa en la semana). El diablo apunta todos sus cañones a aquellos cristianos íntegros, fieles, santos que se esfuerzan cada día en ser obedientes a Dios.
Por eso, la advertencia de Pedro es universal, pero aplica a aquellos que son potencialmente un tesoro mayor para el enemigo. ¿Hace mucho que no atacan el barco de tu vida? ¿Hace varias semanas que no tenés ninguna escaramuza espiritual? Esto es una señal alarmante. Porque si no tenés amenazas del enemigo es porque no te considera un tesoro valioso. Dios demanda de nuestra vida santidad y pureza, y es justamente esto lo que atrae al diablo para atacarnos. No tener estas virtudes no te alejan de los problemas, te alejan de la bendición. Es mejor ser atacado por piratas que estar en bonanza porque eso implica que tenés valor.
REFLEXIÓN – Cuidate de los piratas.
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