6 de noviembre – Multiforme
“Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas (multiforme).” 1 Pedro 4:10 (NVI)
Esta versión de la Biblia es algo más clara cuando habla de diversas formas. Pero la Reina Valera del 60 utiliza la palabra: Multiforme. Es una palabra que resulta poco común. Rápidamente la asociamos con muchas formas, casi con obviedad. Sin embargo, cuando Pedro la usó, en su momento su significado era algo distinto. Multiforme significaba de múltiples colores.
En una obra de arte, la excelencia de la pintura se halla muchas veces en la combinación justa y armónica de los colores y en sus formas. Un sólo color, por lo general, no puede generar una obra de arte. Se necesita la conjunción equilibrada y ordenada de varios colores. Es la misma idea aplicable a una tela oriental, que surge de la combinación exquisita de cientos de hebras de colores. Una sola hebra no podría generar una bella tela, pero cada hebra es importante para conformar la trama.
La idea de poner los dones al servicio de los demás es lo que la Biblia denomina: ministrar. Cada uno tiene un don, Dios lo determinó así. Por el solo hecho de ser parte de la Familia de Dios, Él nos dio por lo menos un don. Es como una hebra sola, o como un solo color. No tienen demasiada elocuencia. Pero la Iglesia es la suma de las partes. Y cada don en particular, utilizado en su lugar, hace un total perfecto.
En el Plan de Dios, no hay lugar para el Llanero Solitario, o para el súper héroe que siempre lucha solo. La idea de Dios, es el servicio comunitario, es el trabajo compartido, es el apoyo mutuo, es la solidaridad y el esfuerzo mancomunado. Si cada uno pone su don al servicio de los demás, la manifestación de esto, será la gloria misma de Dios.
Perdimos la posibilidad de ver la gracia de Dios en la iglesia, porque nos olvidamos de servir. Somos muy organizados, tenemos buenos programas, somos esquemáticos, pero no queremos servir. Y por ende, no puede verse la belleza del color de Dios en la iglesia. Resulta fría, distante y ausente. No hay pasión por Dios, únicamente actividad.
Hoy Dios te desafía a que recuperes la alegría y el color del servicio personalizado y comunitario. Aportá vos tu colaboración, desarrollá tu don.
REFLEXIÓN – Viví con el color de Dios.
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