10 de febrero – Ocupado

“Vengan, síganme, les dijo Jesús, y los haré pescadores de hombres.” Marcos 1:17 (RVR)
Jesucristo estaba convocando a su grupo más íntimo de discípulos; buscando a aquellos que lo iban a acompañar durante tres años de ministerio. Y frente al Mar de Galilea, había muchas barcas de pescadores. La mirada penetrante de Dios podía ver mucho más profundo que lo que se divisaba simplemente en aquella orilla. Más allá de las barcas, de los pescadores, y de los que acompañaban, Jesucristo estaba mirando el corazón de aquellos que estaban dispuestos a seguirle.
Es notable como Dios mantiene su esencia sin cambios. Hoy su mirada sigue buscando exactamente lo mismo. Corazones dispuestos a seguirle. Y, como en aquel tiempo, no son tan sencillos de encontrar. Así que, tras la búsqueda, el Hijo de Dios encontró lo que estaba procurando. Había algunos hombres con el perfil que Jesucristo aspiraba. Hombres dispuestos a hacer grandes cosas para Dios.
Por eso Jesús llamó a Pedo y Andrés y a Jacobo y a Juan, y lo hizo cuando ellos estaban trabajando. El Señor Jesús no buscó entre los que estaban a la sombra descansando, ni entre los filósofos que sólo hablaban de las cosas en las que los demás deberían pensar. Cristo fue directo a aquellos que estaban ocupados para hacerles el ofrecimiento más importante del mundo. ¿Por qué hizo esto? Simplemente porque el carácter no es algo que surja espontáneamente, es el resultado del trabajo. La responsabilidad, la constancia, el esfuerzo, la insistencia, son condiciones que cualquier persona puede adquirir, pero que las tienen solamente aquellas que trabajan. Los vagos jamás podrán obtenerlas.
Por eso es que Dios no llama vagos. A la gente ocupada, le da trabajo. No los deja haciendo ocio. Los manda a pescar hombres. A estas personas con la agenda llena, Jesucristo les cambia las prioridades, les cambia las actividades, les cambia sus ideales. Pero no les cambia el carácter. Siguen siendo ellos, con otros objetivos. A los discípulos les cambió el objetivo de su búsqueda. Antes pescaban peces, ahora iban a pescar hombres. No hubo licencias ni vacaciones. Sólo cambio de objetivo.
Dios te está llamando porque tiene para vos una tarea importante. Tal vez no tenés interés en hacerla, pero sigue siendo tu tarea. Si Jesús pasara por la puerta de tu casa ¿te llamaría para que lo siguieras?
REFLEXIÓN – No seas un desocupado para Dios.

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